El Ayuntamiento de Bilbo instó ayer a los responsables del Museo Guggenheim de la capital vizcaína a que realicen una auditoría integral independiente que revise toda la actuación económica desde que se constituyó este centro de arte.

La corporación local tomó este acuerdo tras descubrirse el pasado mes de abril que el ex director financiero del Guggengeim, Roberto Cearsolo, llevó a cabo un desfalco de casi medio millón de euros en las cuentas del museo. Mediante una enmienda conjunta que presentaron todos los partidos representados en el consistorio (PNV, EB, PSE-EE y PP), el pleno acordó exigir a los representantes municipales presentes en los órganos del museo que tomen las medidas necesarias para «lograr la máxima transparencia» en su gestión. Todos los partidos coincidieron en «respaldar públicamente al museo por su función artística, turística y de tracción económica». Sin embargo, según señaló la portavoz de Ezker Batua, Julia Madrazo, «la marca Guggenheim no lo bendice todo» y demandó que sea «exquisito tanto en el control interno como en el externo» de este museo. El portavoz del PSE, Txema Oleaga, dijo que la versión oficial sobre el presunto desfalco resulta «muy endeble», por lo que pidió que se investigue.