Aniversario de las acciones armadas del Frente Polisario
35 años de lucha en las arenas del desierto
Cerca de 200.000 personas aguardan en los campamentos de refugiados de Tinduf el retorno a su tierra y la celebración de un referéndum que permita al pueblo saharaui decidir su futuro. Hoy volverán a reivindicar ese derecho en Tifariti en el 35 aniversario del inicio de la lucha armada.
GARA
Con el fusil arrancaremos la libertad». Ese fue el lema del congreso constituyente del Frente Polisario el 10 de mayo de 1973. Diez días después, el 20 de mayo, se produjo la primera acción armada contra un destacamento militar español en Janga. Ese día marcaría el inicio de duros combates por la independencia. El alto el fuego llegaría en setiembre de 1991 en virtud de un acuerdo de paz que reconocía el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui y la celebración de un referéndum bajo el amparo de la ONU. Desde entonces, no ha habido ningún tipo de avance. Rabat se sigue oponiendo a cualquier consulta al tiempo que descarta totalmente la palabra «soberanía». La tercera ronda de negociaciones en Nueva York tampoco ha dado frutos. Es más, el enviado de la ONU, Peter van Walsum, afirmó recientemente que la independencia «no es una meta alcanzable» y pidió al Polisario que renunciase a ella.
La localidad de Tifariti, bajo control saharaui, acogerá hoy las celebraciones del 35 aniversario del inicio de la lucha armada. Está prevista la asistencia de organismos e invitados de Europa, América Latina, África y Asia. Para el primer ministro de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Abdelkader Taleb Omar, estos actos, que incluyen un desfile militar, una conferencia internacional y exposiciones fotográficas, constituyen «un mensaje fuerte para movilizar a todas las fuerzas y las instituciones, y hacer frente a todas las eventualidades».
En la declaración aprobada en aquel primer congreso de mayo de 1973, el Frente Polisario anunció el inicio de la lucha armada dado que «persiste la voluntad del colonialismo de mantener su dominación sobre nuestro pueblo, la tentativa de destruirlo por la ignorancia, la pobreza, división y su separación del mundo árabe». El segundo congreso se realizó un año después, el 31 de agosto de 1974 bajo el lema de «la guerra de liberación la garantizan las masas». En él se dejó claro que «la idea de la autonomía no es más que una simple maniobra colonial inventada por el colonizador intentando enmascarar su fracaso y pretendiendo seguir explotando nuestras riquezas nacionales». El tercero se llevó a cabo en junio de 1976, un año muy significativo en la reciente historia del pueblo saharaui. El 26 de febrero salieron las últimas tropas españolas y al día siguiente, el fundador del Frente Polisario, El Uali Mustafa Sayed, muerto en combate en junio, proclamó la República Árabe Saharaui Democrática en Bir Lehlu, reconocida por 82 estados.
Antes de su retirada, el Estado español firmó el 14 de noviembre de 1975 un pacto con Marruecos y Mauritania, dándoles vía libre para invadir Sahara. Los bombardeos de la aviación marroquí obligaron a miles de saharauis a buscar refugio en el desierto, en un inhóspito paraje cedido por Argelia.
El 5 de agosto de 1979, el Frente Polisario firmó con Mauritania un acuerdo de paz por el que ésta renunciaba a tener cualquier «reivindicación territorial o de otro tipo sobre Sahara Occidental». El 14 de agosto, Marruecos se anexionó Río de Oro, que estaba ocupada por Mauritania.
Los combates en campo abierto favorecieron a los milicianos saharauis frente al Ejército marroquí que tuvo que replegarse en más de una ocasión. Ante los éxitos en el plano militar -la intensificación de las operaciones militares, la guerra de desgaste y la presión sicológica y el hecho de que los combates se llevasen a cabo en territorio marroquí- llevaron al quinto congreso del Frente Polisario, celebrado entre el 12 y 16 de octubre de 1982, a concentrar la atención en la vía diplomática. El 12 de noviembre, la RASD ocupó su asiento en la OUA como miembro de pleno derecho. En señal de protesta, Marruecos abandonó la organización africana. Tras años de lucha armada, el 28 de junio de 1991, Marruecos y el Polisario aceptaron en Houston la fecha de entrada en vigor del alto el fuego, fijada para el 6 de setiembre. A cambio, el acuerdo preveía la realización de un referéndum de autodeterminación. 17 años después nada ha cambiado para los saharauis. Las resoluciones de la ONU se han quedado en papel mojado.
Rabat no se ha movido ni un ápice de su propuesta de autonomía, rechazando por activa y por pasiva el derecho a decidir del pueblo saharaui. Organizaciones de derechos humanos han denunciado la represión en los territorios ocupados y las condiciones de los presos políticos. El pasado día 7, la ONG Human Rights Watch (HRW) expresó su preocupación por las detenciones «arbitrarias» y la «total impunidad» de la Policía marroquí. A modo de ejemplo citó el caso de Dahha Rahmuni y Brahim al-Ansari arrestados en diciembre de 2007 en El Aaiun. Ambos activistas presentaron una denuncia por maltrato. Su testimonio no fue tenido en cuenta. «Las autoridades marroquíes escogieron escuchar sólo a una de las partes, mostrando con ello que son imparciales. Además, han intentado desacreditar a las dos víctimas, en lugar de intentar establecer la verdad», subrayó HRW. En un informe «confidencial» del alto comisionado para los derechos humanos de la ONU, filtrado a los medios de comunicación, calificó de «preocupante» la situación.
«Preparados para una guerra larga»
Con un proceso de negociación sin visos de avances, el enviado especial de la ONU Peter van Walsum se inclinó a favor de la postura del reino alauí al afirmar en el informe presentado al Consejo de Seguridad que la independencia «no es una materia alcanzable» y pedir al Polisario que renuncie a ella.
Tales declaraciones fueron rápidamente contestadas por el presidente de la RASD, Mohamed Abdelaziz: «Ni hoy, ni mañana, ni pasado, el Frente Polisario y el pueblo saharaui renunciarán a la independencia salvo que sea el resultado de la expresión libre y democrática en un referéndum con garantías internacionales». Advirtió que con esa postura, Van Walsum «siembra la semilla del retorno a las armas».
Lamentó que la ONU tenga «un doble rasero a la hora de aplicar sus resoluciones, algunas de las cuales se adoptan con absoluta firmeza mientras que, en este caso, mantiene una actitud complaciente frente a una potencia colonial y a un proceso de descolonización que debe terminar como cualquier otro». En el acto del día 10 en la wilaya de El Aaiun en los campamentos de refugiados, con motivo de la creación del Polisario, reiteró que el pueblo «sigue apegado a sus derechos» y que «está dispuesto a defenderlos por todos los medios legítimos».
En la clausura de su duodécimo congreso en Tifariti en diciembre del pasado año, Abdelaziz ya advirtió que «si la ONU fracasa en su obligación de propiciar la descolonización, no nos quedará otro remedio que la lucha armada, porque nuestro pueblo se ha desilusionado». Abdelaziz aseguró que los saharauis «están preparados para una guerra larga, sin límites en el tiempo ni en el número de batallas».
Tifariti, situada a más de 400 kilómetros de los campos de refugiados en Tinduf y a unos 60 del muro construido por Marruecos, se ha convertido en símbolo de la «resistencia». El Ejército de Liberación Popular Saharaui se hizo con su control en 1979.
En agosto de 1980 se empezó a construir el «muro de la vergüenza», una fortificación de 2.720 kilómetros que divide en dos al pueblo saharaui. 160.000 soldados lo vigilan día y noche. A los más de 20.000 kilómetros de alambre de espino se suman miles de vehículos blindados, millones de minas antipersona y fosos que han costado la vida de centenares de personas.
«Los saharauis quieren recordar que pese a los 35 años de sufrimiento y lucha, su voluntad de ser libres y de disfrutar de sus derechos no se ha quebrantado, sino que se ha reforzado», resaltó el embajador de la RASD en Argelia, Brahim Ghali.