Thierry Malandain, coreógrafo y director del Ballet de Biarritz, ve en Maurice Ravel y Manuel de Falla a dos representantes de una «simetría musical» surgida a principios del siglo XX, en una época en la que «España inspiraba a los compositores franceses por su exotismo embaucador y sus misterios, mientras varios de sus contemporáneos españoles elegían Francia como residencia».

Por ello, ha decidido reunirlos en una misma representación, cuya primera parte está basada en tres piezas «hispanizantes» del compositor Ravel (Ziburu, 1875-París, 1937), «La pavana para una infanta difunta», «La alborada del gracioso» y «La rapsodia española», que Ravel eligió entre sus obras en 1923 para un encargo de la bailarina Sonia Pavloff, aunque se desconoce si fueron representadas.

«El retrato de la infanta» surgió del deseo de Malandain de colaborar con el escultor Manolo Valdés, que aceptó la apuesta y, en su primera incursión teatral, ha creado tres «Meninas» de color malva en resina para esta coreografía, explicó ayer el director del Ballet de Biarritz en rueda de prensa en Donostia.

En este caso, utiliza a Margarita, hija de Felipe IV, que fue una de las modelos preferidas de Velázquez, para hacer una interpretación de los pensamientos de esta mujer, sustentada no sólo en la pintura, sino en fuentes literarias, como «El cumpleaños de la infanta», de Oscar Wilde.

En «El amor brujo», que fue un encargo de la Ópera Teatro de Saint-Etienne, el director y coreógrafo envuelve, en una visión más metafórica que narrativa, la historia de una joven gitana a la que se le aparece el espectro de su marido cuando decide casarse de nuevo con los sacrificios ancestrales a los que se recurría en el pasado para reclamar el retorno de la primavera.

Coproducción europea

El espectáculo es una coproducción europea, que se estrenó en el Gran Teatro de Luxemburgo el pasado mes de marzo y que, tras su paso por la capital guipuzcoana los días 24 y 25 de mayo -ambas citas serán a las 19.30, en el Victoria Eugenia-, visitará Biarritz, Zaragoza, Nueva York, Madrid y Granada, entre otras ciudades.

El montaje ha sido coproducido por el citado Gran Teatro de Luxemburgo, el Teatro de la Ópera de Saint-Etienne, el Gran Teatro de Reims, l'Onde de Véllizy-Villacoublay, la Ópera de Vichy, el Ballet de Biarritz, que tiene su sede en Donostia, y el propio teatro Victoria Eugenia.