La ópera prima como realizador del director de fotografía Liu Jie se llevó el Premio Horizontes a la Mejor Película Revelación en la Mostra de Venecia hace dos años. Para preparar esta insólita película, viajó durante largo tiempo por el remoto e inaccesible cantón de Ninglang, situado en la zona más abrupta de Yunnan. Quería reflejar el aislamiento, con respecto al resto de China, de una población de 200.000 habitantes que agrupa a doce minorías étnicas diferentes. Para la administración de justicia en el lugar las autoridades chinas envían hasta allí un tribunal ambulante, obligado a adaptarse a las tradiciones nativas y a la sabiduría popular. Cuenta la historia del viejo juez que se va a retirar, debiendo aleccionar a su joven sustituto en una dura y exigente aventura a caballo a través de las montañas, que nada tiene que ver con los juicios que se celebran a diario en las ciudades.