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La FAO pide un compromiso para evitar que aumente el hambre

Los responsables de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) advirtieron ayer de que los líderes políticos deben llegar a un compromiso para afrontar el reto de la actual crisis alimentaria porque en caso contrario crecerá el hambre en el planeta. Alertaron también de que la volatilidad en el precio de los alimentos se mantendrá en los próximos meses.

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La FAO advirtió ayer de que es «poco probable» que los precios de los alimentos bajen en los próximos meses y, ante la situación que vive el planeta debido a la actual crisis alimentaria, instó a los líderes políticos mundiales a adoptar compromisos que hagan frente a este reto para evitar, de esta forma, que crezca el hambre en el mundo.

Un reto de futuro y de proporciones colosales, según los datos aportados en el informe semestral de la FAO sobre la situación alimentaria mundial y difundido a dos semanas de la reunión internacional que se celebrará en Roma, entre los días 3 y 5 de junio, para afrontar esta crisis y adoptar compromisos.

Para dar una idea de esas proporciones, «la producción mundial de cereal necesita aumentar en un 50% para el año 2030 y la producción de carne un 85%», dijo Hafez Ghanem, director general adjunto del Departamento Económico y Social de la FAO.

Inversión y productividad

Proporciones enormes, pero no imposibles, según Ghanem, quien señaló que se pueden alcanzar esas cifras si «el mundo invierte en agricultura y aumenta la productividad».

Indicó que la inversión en el sector en los países pobres ha sido descuidada en el último decenio por los países industrializados, ya que si en 1996 dedicaban a la agricultura un 10% de su ayuda al desarrollo, en 2006 sólo se destinaba el 3%.

En cuanto a la productividad, en África podría mejorarse con la inversión en regadío, ya que sólo un 4% de las tierras cultivables de ese continente tienen acceso regular al agua.

Aún más, Ghanem explicó que si se invierte en agricultura, puede incluso darse vuelta a la crisis y «convertirla en una oportunidad», ya que «después de todo los campesinos en el mundo en desarrollo representan el 75% de los pobres».

«Deseamos un compromiso de los líderes mundiales para actuar y para apoyar más la agricultura», sostuvo Ghanem, para quien el esfuerzo es inevitable, porque los precios de los alimentos no van a bajar en un futuro previsible como muestran los datos del informe.

Los expertos reconocen la complejidad de la crisis a la que deben enfrentarse los políticos, ya que se debe a diversos factores que interactúan. «No hay un único factor», manifestó Ghanem para atajar las críticas que responsabilizan a los biocombustibles de toda la crisis y añadió que «sólo el 3% de las tierras cultivables en el mundo se dedican a los carburantes obtenidos a partir de la caña de azúcar o el cereal».

La FAO afirma que el encarecimiento del petróleo, la especulación en los mercados de materias primas y la disminución de las reservas alimentarias mundiales debido al crecimiento de la población y, por lo tanto, de la demanda, han conllevado una reducción de las exportaciones con la consiguiente alza de los precios. Por eso, no cree que la situación vaya a mejorar a corto plazo ya que, pese a que se espera un aumento de la producción, se necesitará más de una buena temporada de cultivos para reponer las reservas y reducir la volatilidad de los precios.

Un 53% más caro

Sólo en los tres primeros meses de este año, el precio de los alimentos subió un 53%, constata el documento. Aunque los precios se estabilizaron en abril y se espera que este año la producción de cereales y arroz aumente un 3,8%, la FAO prevé que los precios van a mantenerse o, incluso, continuar su tendencia al alza.

Una situación que calificó de «preocupante», sobre todo en los países más «vulnerables», donde el coste total de las inportaciones de alimentos en los países pobres podría alcanzar este año los 169.000 millones de dólares, un 40% más que el año pasado.

«La comida ha dejado de ser el producto barato de antaño», lo que podría «empeorar el nivel inaceptable de carencia de alimentos» que actualmente sufren los 854 millones de personas que se encuentran en situación de inseguridad alimentaria, una cifra que en el futuro «podría aumentar en muchos millones», destacó Hafez Ghanem.

Ante esta situación, este responsable de la FAO resaltó que la agricultura debe desarrollarse, pero de forma sostenible, sin acabar con los bosques o la biodiversidad.

Plantean la congelación de la producción de biocarburantes

El relator especial de la ONU para el derecho a la alimentación, Olivier De Schutter, solicitó ayer al Consejo de los Derechos Humanos de la ONU la congelación de las inversiones y subvenciones para la producción de biocarburantes. Este profesor belga, que a principios de mes sucedió en el cargo al suizo Jean Ziegler -quien calificó la política a favor de los biocombustibles de «crimen contra la humanidad»-, aseguró que esa decisión enviaría «una importante señal a los mercados de que el precio de los granos no seguirá creciendo indefinidamente» y frenaría la especulación en torno a los productos alimentarios.

En una reunión extraordinaria sobre las consecuencias de la crisis alimentaria mundial sobre los derechos humanos, Schutter consideró que los biocarburantes son un factor de peso que contribuye al aumento de los precios de los alimentos básicos al ocupar tierras cultivables que podrían destinarse a producir alimentos y calificó de «insoportable» que en 2015 serán necesarias cien millones de hectáreas para producir un 5% de los combustibles.

El relator especial de la ONU hizo hincapié en que los estados deben enviar el mensaje de que «la crisis global de los alimentos no debe tratarse como un desastre contra el que nada puede hacerse, sino como una amenaza masiva al derecho a una alimentación adecuada para millones de individuos». Al respecto, criticó las políticas actuales, entre ellas los acuerdos de comercio legitimados por la OMC, y exigió que se garantice el acceso a semillas y fertilizantes, especialmente en el África subsahariana. GARA

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