El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, trató ayer de convencer a la Junta Militar de Myanmar de que abra sus fronteras a Occidente para permitir una ayuda humanitaria masiva y paliar así la suerte de los 2,4 millones de birmanos afectados por el ciclón Nargis.

Ban Ki-moon, que pudo sobrevolar en helicóptero la región del delta del Irrawaddy, devastada por el ciclón que dejó 133.600 muertos y desaparecidos, aseguró que la junta militar «ha mostrado recientemente una posición más abierta».

La última visita de un secretario general de la ONU a Myanmar tuvo lugar en 1964. Un birmano, U Thant, detentaba entonces el máximo cargo.

Llegado por la mañana a Rangún, Ban Ki-moon fue recibido por el primer ministro, el general Thein Sein.

Hoy espera ser recibido por el número uno del régimen, el generalísimo Than Shwe, en la nueva capital, Naypydaw.

Ban tenía previsto reiterarle que la devastación provocada por el ciclón y la crisis humanitaria exceden la capacidad de Birmania. La Junta Militar recela de una injerencia extranjera de la mano de la ayuda.