Maite SOROA
María, con la música a otra parte
Al final San Gil ha decidido dar el portazo y refugiarse -así sea de forma temporal- en sus cuarteles de invierno. Y a los ultras del PP les ha sentado como una patada en el bazo. En las páginas de «El Mundo» se dejaba sentir el dolor.
El subdirector de Pedro J. Ramírez, Casimiro García Abadillo, se lamía las heridas por la deserción, porque «María no es lo que se entiende comúnmente como un político. No planifica sus movimientos». Y esa perpetua improvisación la valora como un mérito: «Por eso, María es un símbolo. Es alguien que lucha en el País Vasco contra el terror, por la libertad, no porque persiga un cargo o para que su partido gobierne. No. Ella quiere que algún día todo el mundo pueda pasear sin escolta por las calles de San Sebastián sin temor a que alguien le pueda matar simplemente por no ser nacionalista». Y, a ser posible, para que los nacionalistas no puedan pasear por Donostia, habría que añadir.
Y ahora que ha tirado la toalla (con la intención de recogerla, sin duda), García Abadillo nos cuenta que «María llegó ayer a Madrid tocada, desanimada. Pro tenía la esperanza de que su conversación con Rajoy le devolviera la ilusión. No hubo caso. (...) María se siente abandonada. No sólo porque durante la elaboración de la ponencia política tuviera que pelear cada párrafo con el asesor ejecutivo del presidente, José María Lassalle, sino porque desde la dirección del partido no se la ha respaldado cuando más falta le hacía». Pobrecica.
Y hasta hay espacio para el reproche a Juana de Arco (o Juana la Loca, en versión Iturgaiz): «Probablemente, si María hubiera hecho sus movimientos con más tiento, con más cálculo, las cosas le hubieran ido mejor en el partido. No olvidemos que Rajoy le llegó a ofrecer ser la número dos de la lista al Congreso y ella lo rechazó».
Pero no se preocupen, como Mc Arthur, San Gil volverá por donde solía porque, como revela el subdirector de «El Mundo», «ayer, cuando entró en el taxi para ir al aeropuerto de vuelta a casa tras la reunión con Rajoy, el conductor volvió la cabeza y se limitó a decirle: `María, estoy contigo'». ¡Eso es un sondeo serio, sí señor!