El Ararteko, Iñigo Lamarca, presentó ayer un informe sobre el espacio sociosanitario de la CAV, en el que hace una valoración «moderadamente negativa» de la coordinación lograda hasta ahora entre las redes de servicios sociales y sanitaria, y plantea una serie de recomendaciones para la renovación del Plan Estratégico para el Desarrollo de la Atención Sociosanitaria 2005-2008.

En 2003 se aprobó el primer acuerdo-convenio entre las diferentes instituciones para diseñar el espacio sociosanitario. En un informe entregado ayer a la presidenta del Parlamento de Gasteiz, el Ararteko trata de «aportar todos los elementos que pueden contribuir a dotar de contenido a ese espacio y responder a las necesidades que se plantean». En su opinión, conseguir que ambos sistemas confluyan en la prestación de recursos «es uno de los retos presen- te y futuro del Estado social».

A tenor de la valoración que la oficina del Ararteko ha realizado a través de entrevistas con 33 expertos, el reto está lejos de cumplirse, porque el espacio sociosanitario «no se ha desarrollado ni ha atendido las expectativas del plan estratégico».

Aunque señala en sus conclusiones que «no se puede hablar de una experiencia fallida», porque se han producido avances como «la adopción de una herramienta común para la valoración de la dependencia, el inicio del diálogo entre las dos redes o la consolidación de una estructura organizativa», consideran los expertos que no ha habido «una apuesta decidida» por el desarrollo de este espacio.

Entre sus recomendaciones, el Ararteko plantea cuatro programas necesitados de desarrollo prioritario: «recursos residenciales para personas con enfermedad mental; programas de intervención sociosanitaria a domicilio; programas de carácter terapéutico y educativo para menores de edad con trastornos de conducta; y un mayor desarrollo de las unidades específicas para personas mayores con necesidades sociosanitarias».

«Habría que estrechar la colaboración de las redes primarias de atención», añade el informe, y recomienda «reforzar la cobertura, intensidad y prestación coordinada de los servicios de atención comunitaria, y en particular, la atención domiciliaria». Finalmente, propone desarrollar fórmulas intermedias de cuidado que sirvan para prevenir ingresos hospitalarios.