El anuncio de que Israel y Siria habían retomado las negociaciones sobre el futuro de los altos del Golán -bajo ocupación sionista desde 1967- ha provocado una ola de rechazo en la clase política y la sociedad hebrea contra el primer ministro, Ehud Olmert.

La principal acusación que se hace a Olmert es la de haber retomado las conversaciones con Damasco para desviar la atención de las acusaciones de corrupción que pesan contra él. Hoy mismo tendrá que someterse a un interrogatorio policial.

Tras un parón de ocho años, Israel y Siria anunciaron el miércoles que habían comenzado una fase de negociaciones indirectas de paz, con la mediación de Turquía, que plantean una retirada israelí de los territorios que ocupó en 1967.

Para impedir esta retirada, un grupo de 57 diputados de la Knesset (el Parlamento israelí, formado por 120 escaños), entre los que hay seis de Kadima, el partido de Olmert, presentarán la semana próxima un proyecto de ley que prevé que cualquier concesión territorial sobre el Golán deberá ser apoyada por al menos 80 diputados en lugar de los 61 que se requieren actualmente.

Eli Yishai, líder del partido ultraortodoxo sefardí Shas, que forma parte de la coalición gubernamental, expresó sus reservas, afirmando que «Siria, que apoya a Hizbullah y Hamas, continúa siendo parte del eje del mal».

La ministra de Exteriores, Tzipi Livni, también miembro de Kadima, puso condiciones poco menos que imposibles a Damasco para poder llegar a un acuerdo. «Siria debe comprender que tiene que romper con Irán, Hizbullah, Hamas y las otras organizaciones terroristas para lograr la paz», señaló.

Los sondeos indican que la opinión pública israelí se opone a la retirada del Golán. Un sondeo de la segunda cadena de televisión cifraba el rechazo en un 70%, mientras que en la radio militar descendía al 64%.

Otro 64% consideraba que el anuncio de negociaciones con Siria está relacionado con las acusaciones de corrupción a las que se enfrenta Olmert.

Incluso, la oposición de izquierdas, eventualmente favorable a la retirada de los altos del Golán, criticó a Olmert.

Así, la diputada Zahava Gal-On (Meretz-Yahad) señalo en la radio pública que «un primer ministro bajo cuatro investigaciones policiales no tiene la estatura moral para tomar una iniciativa tan importante con Siria. Sería mucho mejor que esperásemos a que nominasen a su sucesor».