La gestión de Pérez es suspendida por la comunidad universitaria
La candidatura presentada por Juan Ignacio Pérez a rector de la UPV recibió un severo varapalo en las urnas al no obtener el respaldo necesario por parte de los profesores, alumnos y trabajadores universitarios para continuar en el cargo. Con una participación paupérrima que no superó los 6.000 sufragios -el 10%-, la gestión y el proyecto presentado para los próximos cuatro años por el rector fueron censurados por más de la mitad de los votantes -el 54,6%-.
Manex ALTUNA |
La gestión de Juan Ignacio Pérez al frente de la UPV en los últimos cuatro años fue suspendida ayer por los estamentos universitarios. Los profesores, alumnos y trabajadores dieron la espalda al único candidato que se presentaba a rector.
La falta de diálogo con el movimiento estudiantil sobre la aplicación del proceso de Bolonia, unido a su rechazo a alcanzar acuerdos con la plataforma que propugna una universidad para Euskal Herria han sido algunos de los factores que han propiciado la derrota.
Pérez sólo necesitaba que su proyecto obtuviera un mayor número de votos favorables que contrarios, pero se encontró con la oposición a su labor del 54,6% de los votantes.
La abstención fue otro de los datos más significativos de la jornada, ya que tan sólo el 10,3%, en concreto, 5.661 de los 54.702 electores con derecho a votar, acudieron a las urnas. La baja participación destacó, sobre todo, entre los estudiantes.
Apenas 1.500 de los 48.000 alumnos -3%- con posibilidad de votar ejercieron su derecho en unas elecciones en el que el sufragio universal es ponderado. A pesar de ser la mayoría, el voto de los estudiantes tan sólo cuenta el 20% del total y el resto se reparte entre doctores con dedicación permanente -51%-, el de otro personal docente e investigador -18%- y el personal de administración -11%-.
Derrota «contundente»
La candidatura de Pérez salió derrotada entre los doctores permanentes y el personal de administración. Y ,aunque entre el otro personal docente y los estudiantes venció, la diferencia fue mínima. Tras conocer los resultados, Pérez manifestó que el resultado es «contundente» y sostuvo que la participación «salvo en el alumnado, ha sido verdaderamente alta», lo que a su juicio indica que la comunidad universitaria «no está de acuerdo, seguramente, con el trabajo que hemos desarrollado durante estos cuatro años y con el proyecto que pensábamos desarrollar en los siguientes cuatro años». Pérez ejercerá de rector en funciones y será en diciembre cuando la UPV tenga que afrontar nuevos comicios.
La jornada electoral en la UPV estuvo marcada por las fuertes medidas de seguridad. Según explicaron testigos a GARA, en el campus de Leioa cinco furgonetas de la Policía autonómica permanecieron desde primera hora de la mañana. La presencia de guardas jurado fue también superior a la habitual ya que custodiaron todas las entradas a las facultades y las urnas.
El pasado martes el candidato a rector, Juan Ignacio Pérez, culpabilizó a los estudiantes de los incidentes ocurridos en Leioa y declaró que «la violencia es radicalmente contraria a la condición universitaria». Sin embargo, ayer ordenó a una veintena de agentes de la ertzaina armados con material antidisturbios, porras y escudos impedir que unos cincuenta estudiantes protestaran de forma pacífica por el desarrollo de unas elecciones que tildaron de «antidemocráticas» por el escaso valor del voto del alumnado.
Tras recorrer la mayoría de las facultades sin provocar ningún tipo de incidente pidiendo la abstención y con carteles en los que se calificaba a la UPV de «española» y «fascista», los policías rodearon a los jóvenes cuando trataban de acceder a la facultad de Bellas Artes y obligaron a identificarse a cinco de ellos. Al parecer, los agentes les explicaron que cumplían órdenes de Pérez para impedir que realizaran cualquier tipo de protesta durante la jornada electoral y hasta se llevaron una pancarta en la que se denunciaba la «imposición» de Bolonia. Los estudiantes denunciaron en una posterior rueda de prensa que lo ocurrido demuestra que el rector apuesta por la «criminalización» del movimiento estudiantil.