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Los periodistas alemanes siguen temiendo los diarios de Adolf Hitler

Hace 25 años, el periodismo de investigación alemán vivió su Stalingrado particular cuando «Stern» presentó los «diarios de Hitler». Su director afirmó que este hallazgo obligaba a «reescribir gran parte de la Historia». Días después, los recuerdos del «Führer» se quedaron en simples falsificaciones. Ahora vuelven a aparecer documentos originales de Hitler.

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Ingo NIEBEL | COLONIA

El nazismo ejerce atracción sobre el público en general y, por eso, sigue encontrando su espacio en los medios de comunicación sin mayor problema. El éxito de la película alemana «El hundimiento» sobre los últimos días del Führer Adolf Hitler en su búnker de Berlín lo demuestra. Sin embargo, aún existen lagunas en torno al pasado político del líder nazi que llevó a los pueblos de Europa y del mundo a una guerra que costó la vida a 50 millones de personas. Una de las dudas se sitúa en el origen de la famosa obra de Hitler «Mein Kampf» (Mi lucha).

La biblia del nazismo se convirtió en un best-seller. Hitler la redactó entre 1923 y 1925, cuando estaba preso en la cárcel bávara de Landsberg, con la colaboración de su ayudante, Emil Maurice, y de su secretario, Rudolf Hess. Hasta 1932 se vendieron sólo 228.000 ejemplares, pero en 1933, cuando Hitler fue nombrado canciller de Alemania, la venta subió al millón. Esta cifra ascendería a 12,5 millones hasta 1945. Una versión reducida del libro fue traducida a catorce lenguas.

Pese a este éxito, nadie se ha molestado en averiguar cómo transcurrió el proceso creativo por el que un libro pasa obligatoriamente antes de ser impreso. Durante décadas se desconocieron las posibles transformaciones sufridas porque no se hallaron los apuntes de Hitler y de sus colaboradores. Muchos de sus papeles fueron destruidos al acabar la guerra, otros tantos expoliados cuando tropas estadounidenses tomaron las ruinas de la que había sido la casa particular del dictador en el Obersalzberg bávaro.

Por lo tanto, la sorpresa fue mayúscula cuando en verano, en un congreso de expertos forenses especializados en grafología, celebrado en Salzburgo (Austria), se presentaron 23 páginas mecanografiadas. Siete de ellas se referían a un capítulo entero y las restantes 18 contenían los conceptos relativos a otros cinco capítulos del primer tomo, publicado en 1925. Antes de hacer público el hallazgo, el perito de la Policía alemana Bernhard Haas, el experto en «Mein Kampf» Othmar Plöckinger, y el reconocido investigador del Obersalzberg Florian Beierl indagaron a fondo el hallazgo que, en 2006, un anónimo estadounidense adquirió en una subasta en Munich. Los tres especialistas avalaron su autenticidad. Este año Plöckinger y Beierl quieren publicar sus investigaciones sobre la historia de «Mein Kampf». La ciencia las espera con interés, los medios alemanes con mucha cautela.

Hace 25 años, el semanario «Stern», entonces reconocido por su periodismo de investigación y su inclinación hacia el centroizquierda, perdió su reputación al publicar «los diarios de Hitler». Su redactor, Gerd Heidemann, con una brillante carrera profesional, encontró 60 «diarios», más algunos «tomos extra» sobre el vuelo de Hess a Inglaterra en 1941 y sobre el atentado perpetrado por el coronel Claus von Stauffenberg en 1944. Además, localizó «dibujos y óleos del ex pintor Hitler, cartas de presentación y de amor, poemas y el programa del partido de 1925 escrito a mano», según anunció el director del «Stern», Peter Koch. Tras una espectacular rueda de prensa, celebrada el 25 de abril de 1983, en la que «Stern» anunció que gran parte de la Historia habría de ser reescrita, se descubrió el timo.

Demasiado tarde para la revista que ya había publicado otro número con el tema en la portada. El autor de los «diarios» era el falsificador Konrad Kujau. Heidemann se mantuvo al margen porque estaba sumergido en el mundo de los ex nazis, como el general de las SS Wilhelm Mohnke, que organizó la defensa del búnker de Hitler. Debería haber sabido que nunca se había conocido la existencia de algún diario de Hitler. El escándalo estalló cuando la Policía Federal comprobó que el Führer redactó sus comentarios en papel fabricado mucho después de 1945. La comedia alemana «Schtonk» llevó al cine este escándalo. Heidemann y Kujau fueron condenados a varios años de cárcel. Desde entonces, los medios alemanes prefieren mantener las distancias respecto a supuestos «documentos originales».

Los historiadores alemanes reclaman que se publique, por fin, una edición comentada de «Mein Kampf», pero el Estado bávaro, propietario de los derechos de autor, se niega. Este privilegio vencerá en 2015 y para entonces, los expertos quieren haber puesto en venta una obra científica que reste fuerza seductora a «Mi Lucha». Confían en que la obra de Plöckinger y Beierl les ayude.

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