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Gloria Rekarte Ex presa política

Mitología vasca

Y como mitología y televisión se necesitan mutuamente, también muchas cámaras. Tantas cámaras que no faltó quien preguntara si primero llegaron las teles y luego los polis, si había sido al revés, o si hicieron el viaje juntos para compartir gastos

Todas las culturas, todos los pueblos del mundo tienen su mitología. Los mitos nacieron para tratar de explicar lo que escapa a nuestra comprensión y para tener algo con lo que entretenerse cuando no había televisión.

Pero con los grandes mitos vascos ocurre algo bien distinto: lo que tratan de explicar escapa a nuestra comprensión y sirven de entretenimiento a la televisión. Los grandes mitos vascos son varios, el más importante de todos el del Número Uno.

El del Número Uno va siempre acompañado de cantares de gesta: la eficacia policial, la colaboración franco-española, las felicitaciones, el júbilo. Las victorias. Victoria de la democracia. Del estado de derecho. De la lucha antiterrorista. Muchas victorias. Y debajo de la implacable bota de la victoria, aparece un Número Uno, detenido y puesto a disposición judicial. Albricias. O tres o cuatro números uno en un éxito sin precedentes.

Tiene además el aliciente de que es cambiante, cada semana uno distinto, y no como cuando le aburren a una con la historia de Eneas, por poner un caso.

Pero esta vez, vaya usted a saber por qué, «La Chansón del Número Uno» ha perdido puntos en emotividad y los ha ganado en el terreno del chiste y de la guasa; y por parte de los políticos, que son serios y no hacen chanza de estas cosas, en el de la «prudencia» -que en el fondo, viene a corroborar lo del chiste-. A Lakua, entre otros, se le ocurrió decir que bueno, en fin, bien pudiera ser que la cosa no fuera para tanto. Y si cuando éstos cantan que la cosa es mucho podemos pensar que no será para tanto, cuando dicen que a lo mejor no es para tanto bien podemos pensar que es para mucho menos.

Pero la ocasión y los ánimos requerían una buena dosis de mitología. Se hacía urgente y perentoria una nueva descupulación. Un nuevo Número Uno detenido, nuevos arrestos «decisivos», un poco de épica y un mucho de... y colorín colorado, este cuento no se ha acabado pero le quedan dos días.

Y como mitología y televisión se necesitan mutuamente, también muchas cámaras. Tantas, tantas cámaras que no faltó quien preguntara si primero llegaron las teles y luego los polis, si había sido al revés, o si hicieron el viaje juntos para compartir gastos.

Hombre, a las gentes del común había que transmitirles en directo los frutos de la efectividad policial y de la colaboración franco-española, y nada mejor que la tele para que veamos y comprobemos. Y es que no sé si no se está llenando el mundo de descreídos y escépticos, y con esto de detener a un Numero Uno del que nunca nadie ha oído hablar, capaces algunos de no creérselo si no lo ven con sus propios ojitos. Pues nada, la descupulación en directo.

He leído en la prensa que «Los próximos días serán cruciales para que las fuerzas policiales aprovechen la abundante información recabada en esta operación. Su objetivo es sorprender con el pie cambiado a otros activistas y efectuar nuevos arrestos».

Es posible, sí. A este ritmo van a pillar a todos los Número Uno sin enterarse.

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