Vale que la victoria era obligada y que no se consiguió, que la situación clasificatoria es un poco peor que la semana pasada, pero tras varios meses de zozobra, Mendizorrotza recuperó ayer el ambiente futbolero y debe convencerse a sí mismo que, con la intensidad de ayer, la permanencia es posible. El empate y el punto es el mismo que el de Soria, pero el juego desarrollado por los albiazules, a los que les volvió a faltar ese gol que tanto se les resiste, y la recuperación de la ilusión por su equipo deben ser puntos para reforzar la moral de cara a la permanencia. Total, sólo hay que ganar dos de los próximos tres partidos y sí se puede.

Obligado por una jornada completamente adversa y aupados por un Mendizorrotza que recuperó el ambiente de las grandes tardes, el Deportivo Alavés salió dispuesto a meter al Sporting en su área y lo consiguió en la mayor parte del partido, aunque le faltó materializar esa superioridad ante la portería rival.

Con un once igual que el de Soria pero con una actitud completamente opuesta, la disputa fue muy intensa y los de Salmerón expusieron mucho más que los de Preciado, que por momentos parecían conformarse con el empate, más tras quedarse con diez.

Sin embargo, el esfuerzo no fue correspondido y eso que los albiazules dispusieron de buenas oportunidades. La primera clara fue para Adrián, que se incorporó por banda derecha, recortó a un defensa asturiano pero luego no pudo con Roberto, que se echó bien a sus pies.

Pasada la fogosidad local, el Sporting tuvo sus buenos momentos pero los mayores problemas para Bernardo llegaron en jugadas a balón parado.

Los últimos minutos de la primera mitad volvieron a ser albiazules, especialmente desde el crecimiento de un Lacen que se multiplica en cuanto los rivales comienzan a acusar el cansancio. Pablo Casar en un remate de cabeza puso de nuevo a prueba a Roberto y sólo el larguero impidió que el centrocampista francés pusiera por delante al Alavés en un disparo desde fuera del área en el que algunos vieron gol fantasma, descartado por las imágenes de televisión.

El partido se abrió más en la segunda mitad y el Alavés volvió a perdonar a los cinco minutos, en un contragolpe en superioridad bien llevado por Adrián tras un corner en contra, en el que Aganzo no acertó.

A pesar de que Manolo Preciado buscó la opción de pillarle la espalda con la entrada al campo del veloz David Barral, el Alavés siguió metiéndole todo lo que tenía desde su superioridad en el centro del campo, donde por fin Sergio acertaba a ofrecerse y encontrar huecos entre líneas.

El árbitro, al que el partido ya le estaba quedando grande, terminó de liarla al retrasar una expulsión a Gerard que terminó viendo la roja por doble amarilla pero que debió haberla visto antes directamente por frenar en dura falta a un David Aganzo que se plantaba ante Roberto.

El acoso albiazul seguía siendo total, pero seguía negado ante la puerta rival y el banquillo tampoco aportó nada nuevo. Salmerón lo intentó pero ni la salida de Jairo y pasar a jugar con tres centrales ni la posterior de Igor ofrecieron nuevas alternativas a un equipo que volvió a estrellarse ante la defensa rival, que apostó por no jugar tras quedarse con diez.

Pero siendo malo, el resultado pudo aún ser mucho peor si Barral hubiera acertado en un contragolpe clarísimo en el que Bernardo estuvo muy acertado y en el que debemos dar las gracias a que el delantero andaluz no cediera el balón a Bilic.