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Cinco años de guerra y «juego sucio» internacional en Darfur

Razones ocultas de una osada acción humanitaria

Mal conocimiento del terreno, nexos oficiales, utilización de los medios... por numerosas razones, la operación de rescate, en otoño de 2007, de 103 huérfanos de Darfur se convirtió en una sucesión de errores. Éric Breteau, responsable de la ONG, desvela, ya fuera de prisión y a través de un libro, las conexiones en Francia y Chad, en definitiva las razones de estado que se esconden tras el «caso Arche de Zoé».

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Dante SANJURJO

La excarcelación de los seis voluntarios de Arche de Zoé no ha calmado del todo la controversia sobre la operación llevada a cabo en otoño pasado en Chad. «¡En Darfur un niño muere cada cinco minutos!», afirma la asociación en su página web, en la que sigue defendiendo su «operación de evacuación de niños huérfanos de Darfur».

«Si los niños de Darfur estuvieran muriendo como moscas lo habríamos sabido, ya que la mortalidad infantil es un indicador clave para nosotros», responde Michel Brugière, director de Médicos del Mundo, organización fundada en 1980 por el actual ministro de Asuntos Exteriores francés, Bernard Kouchner, tras abandonar la primera ONG creada por él mismo en 1971, Médicos sin Fronteras.

«El derecho de injerencia es discutible, pero la condición esencial es que esté en juego la superviviencia inmediata de las personas. Y ese no era el caso», añade.

Sin embargo, la situación en Darfour sigue siendo hoy dramática, y los campos de refugiados siguen llenos. «Paradójicamente, la violencia ha disminuido tras el grave conflicto de 2003-2004, pero actualmente hay 2,4 millones de personas en los campos, cuando en 2005 había dos millones», reconoce a GARA Stéphane Oberreit, director de la sección francesa de Amnesty International, que hace una descripción desgarradora de la situación en este territorio bajo soberanía sudanesa.

«Esos campos son prisiones a cielo descubierto en las que reina de la violencia, y los niños de menos de cinco años de edad no han conocido otra realidad», asegura, para matizar de inmediato que esos menores, gracias a la acción de las organizaciones humanitarias, «tienen lo que comer, reciben cuidados básicos y no están en peligro inminente de muerte».

Otra de las cuestiones polémicas es la relativa al origen y a la condición de huérfanos de los niños rescatados por la ONG. Unicef, organismo encargado de su identificación, asegura que condujo a finales de marzo a 97 de esos menores a «su localidad de origen» en el este de Chad, tras recibir el permiso preceptivo de las autoridades del país. Posteriormente, anunció que el pasado día 10 de abril «un avión de la Cruz Roja llevó a los seis niños sudaneses que faltaban a El Geneina, capital de Darfur Oeste», donde habrían sido entregados a sus padres.

Éric Breteau, responsable de la ONG que salió en libertad el 31 de marzo insiste en que los 103 niños eran huérfanos de Darfur. La pregunta es: ¿Arche de Zoé se confundió en la identificación de los niños a los que quería salvar de la guerra y poner bajo la tutela de familias de acogida en el Estado francés?

Gilbert Collard y Céline Lorenzon, abogados de Breteau no parecen decartar este extremo. «Los miembros de Arche de Zoé funcionaron con ayuda de traductores, lo que puede explicar los errores, si los hubo» justifica a GARA el primero de los letrados, para insistir en que «todo hacía pensar que los niños procedían de campos de refugiados».

Christian Sommer, secretario general de la misión franco-suiza en Chad, organización encargada del orfanato de Abeché al que fueron conducidos los 103 menores coincide en que «en su mayoría los niños procedían de Chad». En todo caso, de acuerdo a sus datos, de los 150 a 200 niños que recibe cada año la institución sólo un 5% serían realmente huérfanos, entendiendo por huérfanos que no tienen ninguna familia.

Sommer introduce otra cuestión en el debate: la presencia masiva de ONG en el este de Chad se ha traducido en una explosión de los precios de los alimentos. «Los que pasan realmente hambre no están en los campos, sino en las aldeas cercanas. Las ONG que gestionan esos campos cerraron sus puertas a Arche de Zoé, porque no aceptaban una evacuación de niños. Pero en esas aldeas chadianas de los alrededores si alguien acude con la oferta de ocuparse por un tiempo de sus hijos, cuanto menos van a valorar la propuesta, porque se trata de una boca menos a la que alimentar...».

Para Rony Brauman, presidente de Médecins sans frontières (MSF) entre los años 1982 a 1994, y autor entre otros ensayos de ``Ayudar, salvar: Por qué y cómo?'', los miembros de Arche de Zoé se han visto engañados. «Creo que se han visto atrapados en el engranaje de sus propias convicciones. Una vez puesta en marcha la operación, y aunque lo que se encontraron sobre el terreno no coincidía exactamente con lo que esperaban, se dijeron a sí mismos que había que encontrar y salvar niños como fuera», explica, para recordar que «se encontraban en una zona de frontera, donde no es tan sencillo diferenciar entre sudaneses y chadianos, y se han dejado envolver. Su objetivo principal, después de todo, era conseguir un efecto mediático que engarza con una cierta tradición francesa en relación al trabajo humanitario».

Se refiere a esos mismos métodos que utilizó MSF en sus inicios, bajo la dirección de Bernard Kouchner, pero de los que se alejó posteriormente. «Soy muy crítico sobre esa forma de trabajar en contacto con el poder político y los medios de comunicación», manifiesta Brauman.

Un golpe mediático

Por el contrario, Éric Breteau reivindica esa voluntad de buscar un golpe de efecto. «Nuestro objetivo era provocar una crisis a fin de suscitar una toma de conciencia de la comunidad internacional», declaraba el pasado 7 de abril a ``Le Figaro''. La asociación, de hecho, dio amplia publicidad a su proyecto desde su web y se hizo acompañar de periodistas. Arche de Zoé trató de actuar desde una relación de estrecha proximidad con el poder. De hecho, solicitó el apoyo del Gobierno francés y utilizó un avión del Ejército para algunos de sus desplazamientos.

Marc Sauvagnac, director general adjunto de MSF, evita dar su opinión sobre la acción de Arche de Zoé, aunque apela a la necesaria prudencia de las ONG: «Sólo nuestra independencia nos permite contar con la confianza de las diferentes partes beligerantes y por lo tanto nos da acceso a las personas afectadas por los conflictos», expresa.

Remarca que ciertas asociaciones están financiadas principalmente con fondos gubernamentales y subraya que la actitud de los ejércitos occidentales «a los que se ve cada vez más distribuyendo alimentos y ofreciendo cuidados médicos crea una confusión de papeles que perjudica a las ONG».

Para Eric Bréteau, la frontera entre la política y el humanitarismo es bastante más permeable. Ahora se afirma dispuesto a transformar Arche de Zoé en un partido para proseguir por esa vía con la labor de «sensibilizar a la opinión pública sobre lo que ocurre en Darfur».

Revelaciones y desmentidos

Tras ser liberado, al igual que sus otros cinco compañeros de Arche de Zoé el 31 de marzo gracias a un indulto del presidente chadiano Idriss Déby, Éric Breteau mantuvo unos días de prudente silencio, antes de lanzarse de nuevo a la arena mediática.

Ha aportado nuevas revelaciones sobre el operativo de rescate que le llevó a la cárcel primero en Chad, y tras la intervención del presidente francés, Nicolas Sarkozy, en Francia. «Fuí recibido por el consejero político de Bernard Kouchner, que valoró nuestro proyecto de interesante, después fui a ver a un consejero del presidente que me dijo: «vamos a enviar en vuestro apoyo a Cécilia Sarkozy'», declaraba el 7 de abril a ``le Figaro''.

Bréteau asegura que contó además con el visto bueno oficioso del Ministerio de Justicia. De hecho, según sus afirmaciones, estaba previsto que el pasado 25 de octubre la ex primera dama Cécilia Sarkozy y la ministra de Justicia Rachida Dati se desplazaran al aeropuerto francés de Vatry», al que de no haber sido abortado por las autoridades chadianas el despegue del avión fletado por la ONG en Abeché, habrían llegado los 103 niños evacuados.

Por descontado, todas las personalidades citadas por Bréteau niegan tal implicación. El activista humanitario que junto a otros tres compañeros tiene todavía pendiente un juicio por «ayuda a estancia irregular de menores» en Francia ha decidido hacer ésas y otras revelaciones sobre el caso en un libro que acaba de ver la luz y que lleva por título ``Arche de Zoé, los entresijos de un asunto de estados''.

ONG constatan que la población de Darfur ha sido abandonada a su suerte por la comunidad internacional

ONG que trabajan en Darfur han hecho público un manifiesto que incide en la «terrible situación» que se vive en este territorio a cinco años de inicio de la insurrección en la provincia contra la «política de discriminación» de que es objeto por las autoridades de Sudán.

Desde el inicio del conflicto han muerto 300.000 personas y 2,2 millones han huido de sus aldeas y se encuentran desplazadas.

«De los 4 millones de personas afectadas por el conflicto, 1,8 millones son niños. En estos cinco años muchos de ellos han muerto, y el resto sólo ha conocido la guerra, la violencia (incluida la sexual) y la vida en los campos de refugiados», expresa el manifiesto suscrito, el pasado 11 de abril, entre otras ONG por la Federación Internacional de Ligas de Derechos Humanos, Amnesty International y Human Rights Watch.

Tras constatar que «las negociaciones políticas están en punto muerto» y que «la fuerza de paz de la ONU y la Unidad Africana no es capaz de cumplir su mandato» estas organizaciones afirman que «la comunidad internacional ha fracasado en su responsabilidad de proteger a la población de Darfur».

Desde febrero, en la zona de Darfur Oeste se suceden los enfrentamientos. Una de las últimas ofensivas rebeldes ha alcanzado este mes a los arrabales de la capital sudanesa. Ello tras la parálisis del proceso de paz lanzado en octubre de 2007 por Naciones Unidas bajo la protección de Libia.

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