«No es justo que se libren quienes se aprovechan de la buena fe»
Abogado y columnista, preside desde su constitución en 2005 la asociación Círculo Escéptico, una entidad con importante presencia vasca entre sus miembros y que tiene como finalidad principal fomentar la práctica del escepticismo y combatir las llamadas seudociencias.
La futura incorporación al Derecho español de la Directiva 2005/29/EC vendrá a regular la práctica del mercado esotérico. Pero la asociación Círculo Escéptico acaba de iniciar una recogida de firmas (www.circuloesceptico.com) para reclamar medidas complementarias que garanticen al consumidor el no ser víctima de un fraude.
¿Cuál es el control legislativo actual del mercado esotérico?
La legislación no regula expresamente este tipo de actividades, de modo que deberían aplicarse las normas generales sobre protección de consumidores y usuarios. El problema es que la Administración tampoco tiene en cuenta la existencia de este mercado, así que no se efectúa ninguna labor de inspección o prevención del fraude, no se aplican las normas sobre publicidad engañosa, no se controla el cumplimiento de las obligaciones administrativas, contables o fiscales...
¿Y qué es lo que va a aportar la incorporación de la Directiva 2005/29/EC?
La incorporación de la Directiva supone la prohibición de prácticas habituales en el mundillo de los negocios paranormales, como las promesas de curación de
enfermedades o de mejora de la suerte en el juego. Además, en muchos casos, quienes ofrecen estos servicios se presentan con títulos fantasiosos como «profesor», «maestro», «doctor», o dicen que sus actividades tienen respaldo científico, o presumen de supuestos éxitos a la hora de predecir el futuro o curar todo tipo de males... Todo esto contraviene lo dispuesto en la Directiva, que obligará a informar verazmente acerca de los productos y servicios que ofrecen los comerciantes y de la cualificación que tienen para poder ofrecerlos.
En caso de conflicto, esta Directiva permitirá que los tribunales les exijan que sean ellos quienes demuestren que poseen los poderes, facultades o habilidades que ofrecen. ¿Una novedad, no?
Por supuesto. Si no consiguen demostrar que realmente pueden realizar el servicio que ofrecen, sea leer el futuro, curar enfermedades, mejorar la suerte de sus clientes o lo que sea, se considerará que su actividad es fraudulenta, y eso facilitará que los clientes que se sientan engañados puedan, al menos, recuperar su dinero.
Sin embargo, la asociación que usted preside quiere ir más allá porque, afirma, estas medidas no son suficiente. ¿Por qué?
Por varias razones. En primer lugar, porque la Administración no suele hacer caso de la existencia de este tipo de negocios, y la Directiva por sí sola no va a cambiar esa actitud. Está bien que la nueva normativa facilite las cosas a las víctimas de los fraudes, pero sería mucho mejor intentar evitar que esos fraudes se produzcan, y para eso sería necesaria una reforma legislativa más amplia y, sobre todo, un cambio en la actitud de las administraciones públicas.
Por otra parte, la regulación del delito de estafa en el Código Penal permite que muchas veces los autores de engaños especialmente graves queden sin castigo. Los tribunales consideran que una persona corriente, con un nivel intelectual y formativo normal, no puede creer racionalmente en mediums, magos, poseedores de poderes ocultos, echadoras de cartas o de buenaventura o falsos adivinos, así que este tipo de engaños son demasiado burdos como para que sean considerados suficientemente graves desde el punto de vista penal. Pero la realidad social es otra, mucha gente cree de buena fe en lo paranormal, lo esotérico y lo místico, y no es justo que quienes se aprovechan de esas creencias para cometer un fraude queden impunes.
Por ejemplo, en Donostia, cada verano, se celebra en el Kursaal una feria de actividades esotéricos, con mucha repercusión en los medios de comunicación. ¿Qué le parece que se celebren este tipo de eventos?
Resulta lamentable que a estas alturas mucha gente siga manteniendo supersticiones y creencias irracionales, pero por supuesto todo el mundo es libre de creer lo que quiera, por muy absurdo o ilógico que sea, y hasta de celebrar ferias dedicadas a este tipo de actividades. Aquí la solución no está en las leyes, sino en la educación y la información, y en este sentido es triste que los medios de comunicación dediquen tanto espacio a hablar de la feria y tan poquito, por no decir que nada, a informar de que estas creencias no tienen ningún fundamento. Por otra parte, la feria es una buena oportunidad para comprobar que el mercado carece de ningún control y es un campo abonado para que algunos se aprovechen de la credulidad de la gente para engañarla.
Supongo que usted no será de los que mira el horóscopo en un periódico o una revista. ¿Deberían ser los medios de comunicación más coherentes con lo que propugnan?
Creo que no tiene mucho sentido que los medios sigan fomentando supersticiones, aunque no tienen por qué suprimirlas si no lo desean: bastaría con que avisasen claramente de que las predicciones de los horóscopos carecen de valor científico y que deben ser tomadas como un simple entretenimiento. Como decía antes, todo el mundo es libre de creer lo que le venga en gana y eso incluye también el horóscopo, pero debe quedar claro que se trata de eso, de una creencia.
¿Qué se está haciendo en otros países europeos?
Depende. El caso del Estado español no es único, y más o menos la mitad de los países de la UE van con retraso en cuanto a la transposición de la Directiva. En algunos países sí que se han tomado en serio el negocio de lo
paranormal, y quizá el mejor ejemplo sea el de Gran Bretaña, donde dentro de unos días entrará en vigor una ley de consumo que regula expresamente este mercado y que incluye penas de hasta dos años de cárcel.
Joseba VIVANCO
«Una nueva Directiva del Código español obligará a probar que uno puede leer el futuro, curar enfermedades o mejorar la suerte»