CRíTICA | Leioako Umore Azoka
Cuando el circo se convierte en ilusión compartida
Carlos GIL
De todos los circos, el circo. Tras muchas vueltas que le demos a los sinónimos, a los conceptos y las formulaciones comerciales, al final solamente nos cabe gritar: ¡Viva el Circo! Y es que cuando aparece el circo, lo demás se queda en dramaturgias sicologistas, en juegos de salón. Y el circo está en Leioa representado por los que vuelan, es decir por quienes solamente ofrecen en un espacio acotado sus números de barra china, de trapecio, las telas, la cama elástica, se llaman Mónica Ribas, o Ignasi Gil, Lucas y Ágel, Dani Tomás o Mamen Alcázar y en esos lugares uno siente cómo bombean sangre los corazones de los espectadores. Y en otra plaza, unos jóvenes y rubios llegados del norte de Europa vuelven a demostrar que existe un lenguaje universal. El circo, que requiere de técnica, disciplina, imaginación, sensibilidad y hasta dramaturgia, y que hacen de los mismos elementos, la cuerda floja, el mástil, el trapecio, la tela, compañeros de un viaje hacia ese corazón que recibe esos esfuerzos, esas figuras, esa limpieza como una transfusión de vida.
Pongamos que hablo de Cikaros Et Tincan Company que logran un trabajo de una calidad excelente sacando a hacer poética circense a sus «Freaks», o de un dúo más mediterráneo, Mumusic Circus, fantásticos, elegantes, sencillos y grandes, que como los daneses, pertenecen a la última generación de polifacéticos artistas circenses, capaces de hacer equilibrios, de tocar dos trompetas a la vez, de cantar, de subir con una limpieza casi simiesca por una barra para llegar a servirse un té con leche haciendo el pino, para entendernos.
Pero la jornada del sábado en Leioa dio para mucho más, hasta para la situación más castrante como es que aparezca la tormenta a los diez minutos de empezar Organik, y sus «Malditas», lo que trastocó todo, en principio por la incomodidad, la estampida, el despliegue boscoso de paraguas, y posteriormente, con lógica y para preservar la integridad física de artistas y público, su suspensión, por lo que suspendemos la opinión hasta mejores condiciones climatológicas. Incluso a Teatro La Saca, esa misma tormenta le hizo estrenar cerca de una hora más tarde mientras secaba sus plataformas, pero que pudo arrancar con el estreno oficial de «Gaitana», trabajo duro, una historia de amor que se convierte en pesadilla, con la violencia de género atravesando la parte central del espectáculo, con una violencia en ocasiones molesta, y que volvió a verse alterada en su percepción artística por la misma lluvia que apareció y alteró el desarrollo de la obra, aunque hay que aplaudir el coraje de actores y técnicos para acabar, en situaciones realmente peligrosas. Una opinión parcial, por lo tanto, pero entendemos que la escena final no aporta nada. Es una impresión. Y que mantiene un tono excesivamente tremendista, pero es una opción estética, que tiene su justificación.
Sin agua, ni paraguas, Gorka Zero con «Ganso», un trabajo unipersonal en donde hace una parodia clownesca del mundo del circo, o dicho de otro modo aportando el personaje que todo lo hace mal. Para resumir, pasamos un buen rato con la madre de Renato. Hortzmuga y su tienda de reciclaje, por la mañana en euskara, por la tarde en castellano. Trabajo dirigido a públicos familiares, con los elementos del género, bien dosificados y logrando una participación más allá de la reacción ante los estímulos básicos.
Nos dejamos para el último párrafo a Zanguango y su «Tocata y Fuga (en fu renol)», que vuelve a plantearnos un trabajo en abierto, pero que puede funcionar en un escenario, pero que tiene su valor artístico en su planteamiento, es decir unos presos y sus carceleros, ofreciendo un concierto de música, y aquí, el primer aplauso: cantan de verdad, no hay un hacer ver que cantan, sino que cantan. Segundo aplauso: hay una historia, hay unos mensajes, hay denuncia social, pero hay humor. Un espacio escénico adecuado, un vestuario trabajado, una idea transversal y un desarrollo muy bueno.
Se acabó, seguro que nos dejamos de mencionar a otros artistas, por no poder acudir a todos, o por simple olvido. Por ejemplo nos gustó el espacio elegido por Gaitzerdi para presentar su segunda opción «Uneka». Por la noche en el Kultur Leioa, trabajos divertidos, a los que la prudencia nos impidió acudir, y otros espectáculos que las circunstancias jugaron en contra de nuestra coyunda. El circo vive, el teatro vive, los públicos existen, y en ocasiones de manera masiva.
El domingo se dieron a conocer los galardonados de Leioako Umore Azoka. El IX Premio al Mejor Espectáculo Callejero recayó en Cikaros Et Tincan Company de Dinamarca por «Freaks», «por ser un espectáculo de nuevo circo, donde la técnica y la concepción dramatúrgica se sustancia en una puesta en escena divertida, y en la que cada artista demuestra sus cualidades y calidades».
El IX Premio al Mejor Espectáculo Callejero de Euskadi, por su parte, fue para la compañía Gaitzerdi Teatro por la obra «Otsoko», «por ser una propuesta integral donde estaba equilibrada su parte estética e interpretativa. Y por la perfecta utilización de los elementos escénicos transformables», según destacó el jurado.
Espectáculo: Leioako Umore Azoka.
Grupos: Cikaros Et Tincan Company, Mumusic Circus, Organik, Teatro La Saca, Gorka Zero, Hortzmuga, Zanguango, Gaitzerdi Teatro.
Lugar: Leioa.
Fecha: 24 de mayo de 2008.