Raimundo Fitero
Mal rollo
Hay cosas que no se pueden evitar y el señor Risto Mejide crea mal rollo. Se ha creído tanto su papel, o dicho de otro modo, los responsables del programa, esas «dos personas que son a las únicas que debo atender» según se le escapó, le han dado la oportunidad de que saque el autoritarismo, sectarismo, clasismo y toneladas de idiocia que acumula en su interior, que se ha crecido tanto que se ha desbordado y ha perdido el control. Ya no es un personaje provocador, se ha convertido en una máscara de la mala leche, el mal rollo. Va pediendo autoridad y todo lo basa en el miedo, es decir en actitudes mafiosas, pero además expresadas de malas formas.
Ha tenido conflictos directos, nítidos, esquinados, larvados, con todos, desde el propio Jesús Vázquez, a los miembros del jurado que comparten mesa, con algunos concursantes que no se han callado y ahora, lo que es más grave, con el director de la parte docente, Ángel Llacer, que la otra noche le plantó públicamente cara, se lo dijo con mucha educación, pero lo bombardeó con razonamientos, a lo que el pijo-punk solamente pudo responder con soberbia y recurriendo a esas «dos personas», es decir sus padrinos, sus contratantes. Y todos se imaginan quienes pueden ser. Como todos los chulos, siempre tienen un primo de Zumosol para cuando surgen los problemas de verdad.
Sí, es cierto, estoy siguiéndoles el juego, se trata de algo ficticio, de una muestra más de las variables de un reality, pero aceptando este desvío, me apuesto un euro a que hay mucho poso de verdad, es decir, obviamente están potenciando el conflicto porque resulta que es cuando tienen picos de audiencia, pero que parte de una verdad que no se puede ocultar porque existen cadenas que dan las veinticuatro horas en directo y se conoce el malestar que causa y como se ha llegado a una falta de respeto de ida y vuelta que si bien pueden ser espectadores para hoy, también tiene el peligro de que se olviden del propio concurso, que se llama OT. Está claro que lo han estructurado y convertido en material positivo, pero viene de un mal rollo demasiado contagioso. Puede no haber sorpresas.