Maider IANTZI

En opinión de Antonio Álvarez Solís, el mundo ha pasado de un plano horizontal a otro absolutamente vertical, y la calle es poco dueña de sí misma, aunque «Euskadi es una isla de libertad, prometedora para abrir nuevos horizontes». En una sala repleta de gente de todas las edades y colores, el conocido pensador explicó que ahora todo es vertical y se está privatizando la naturaleza; el sol, el viento, el agua, y hasta el suelo, bienes todos que debieran ser colectivos. «Expongo mis ideas y me asomo a la ventana para ver si hay dos personas de verde y un juez», comentó como muestra de esta etapa «fascista, de elites, monárquica». Avisó de que estaba hablando «desde fuera de Euskadi: en el sitio donde yo vivo no nado porque nos han quitado hasta el agua».

Este profesional de la comunicación se preguntó qué tipo de periodismo hay en esta sociedad donde «las ideas se han convertido en dañinas, la Justicia prevarica... ¿Qué periodismo hay para enfrentarnos a esta realidad?». Considera que antes el periodista tenía cierta libertad y se distinguía muy bien la información de la opinión. «¿Qué ha sido de ese periodismo?», planteó, a lo que seguidamente respondió que «hoy hasta los títulos de los periódicos son opi- nión». A su modo de ver, la objetividad es relatar las cosas como acontecen y la opinión debe quedar en otra sección.

Piensa que el periodista es víctima de una gran conspiración y que la creación de las facultades de las Ciencias de Información es «una de las opera- ciones siniestras que sufrimos sin darnos cuenta». Recordó que la generación que pertenece a ese periodismo burgués y a esa época donde había cierta libertad de prensa «sabíamos que teníamos que transmitir lo que se decía en la calle». «Veníamos de la calle, la calle era nuestra, éramos el medio de comunicación», prosiguió. Sin embargo, ahora, en opinión de Álvarez Solís, se intenta que el periodista sea primero licenciado y ello puede llevarle a la soberbia. «El periodista se sitúa en la parte alta de la pirámide, no es un náufrago de la calle».

Solidaridad de los pueblos

Iñaki Gil de San Vicente se centró en lo que está sucediendo en Euskal Herria y en lo que se puede hacer. Comenzó su intervención con una afirmación: «Los medios de comunicación son una industria política-mediática». Explicó que el perio-dista ha desaparecido para convertirse en asalariado, «un trabajador ciberproletariado» con sus obligaciones y unas condiciones cada vez más precarias. Añadió que este sector escoge a sus trabajadores en un proceso riguroso de selección. Con el «dominio absotuto» que tiene en Hego Euskal Herria la prensa española, se preguntó cómo es posible que «no hayan logrado alienar al pueblo vasco». A su entender, la razón consiste en una práctica continuada de la cual el PSOE es muy consciente y atacó con el Plan ZEN: «La solidaridad comunitaria del pueblo vasco».

«En el franquismo teníamos la radio macuto, luego tuvimos que sacar `Egin', el colectivo Txalaparta...», recordó. Explicó que en este «diluvio de intoxicación» se ha ido creando una red impresionante, sistemas autoorganizativos sin apoyo institucional ni económico que permiten el debate. Indicó que hay una práctica concienciadora desde los deportes hasta la política, pasando por la sexualidad y todos los ámbitos, y apuntó que esta autoorganización requiere que las generaciones pasadas comuniquen cómo hacer las cosas.

A su juicio, se deben crear medios de prensa propios, también a nivel popular, porque el secreto para que «nuestro pueblo se encuentre en esta situación» es la autoorganización, la voluntad de ejercer el poder y la construcción o reconstrucción de una identidad negada. Remarcó la importancia de la solidaridad entre los pueblos para garantizar su futuro.