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El ángel exterminador adapta una nueva forma

«La niebla»

Frank Darabont adapta por cuarta vez a Stephen King, su escritor preferido, en un oscuro relato de suspense terrorífico, que no necesita de recursos sangrientos o sustos puntuales por tratarse de una alegoría política sobre la utilización del miedo. A pesar de la coincidencia en el título y en el género fantástico, no tiene nada que ver con la película homónima de John Carpenter, tal como lo aclaran los distribuidores en el propio enunciado del cartel.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Frank Darabont pasa por ser uno de los mejores adaptadores cinematográficos de Stephen King, aunque hasta ahora había optado por el registro más costumbrista del autor, dejando a un lado la vertiente puramente terrorífica, excepto en un cortometraje de sus inicios llamado «La mujer en la habitación». Pero tanto «Cadena perpetua» como «La milla verde» muestran esa tendencia del cineasta hacia lo que se entiende por estilo mágico, y que los seguidores más radicales de King prefieren tildar directamente de fantástico blando. Es posible que le haya faltado algo de mala leche en sus anteriores propuestas, y, para sorpresa de propios y extraños, la rabia interior que nunca había sacado fuera la expulsa de golpe en «La niebla». Las primeras críticas de la película coinciden en hablar de pesimismo y falta de confianza en la especie humana por parte de Darabont, al que le ha salido una versión para la pantalla mucho más desencantada incluso que el relato original escrito por King.

Lo que cambia de manera decisiva en el argumento de la película con respecto al texto del que parte es el desenlace final, mucho más negativo y crítico. Sin desentrañar demasiado, tratándose de una narración de suspense que no hay que desvelar a quienes quieran ir al cine, Darabont opta por una culminación autodestructiva llena de amarga ironía, como si quisiera concluir que el ser humano es un enemigo de sí mismo, seguramente el peor y más peligroso de todos. No en vano «La niebla» es una obra alegórica, que explota la idea de los miedos colectivos en cuanto reflejo de nuestra propia naturaleza violenta. Basta cualquier amenaza para que la histeria se apodere de las masas, ya sea de tipo meteorológico, como en este caso, o de cualquier otro. De hecho, dicho elemento hostil no obedece a una causa ni tiene una procedencia concreta, sino que proyecta la paranoia de una sociedad que vive atemorizada. En consecuencia, la dirección no se preocupa de los efectos especiales en primer lugar, dado que la forma concreta que adquiere ese terror nebuloso es lo de menos. Lo que cuentan son las personas acechadas y sus comportamientos instintivos, ya que cuando surge el horror las reacciones se vuelven primitivas.

Decepción profesional

El brusco cambio de estado de ánimo observado en Frank Darabont puede que tenga que ver con la mala racha profesional que acaba de pasar, relacionada con el reciente estreno de «Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal». Había escrito episodios de las series de televisión «Las crónicas del joven Indiana Jones» y «Las aventuras del joven Indiana Jones», por lo que aparecía como el mejor colocado para escribir el guión de la cuarta entrega cinematográfica de la saga. Su borrador era del agrado de Steven Spielberg y del actor Harrison Ford, pues relataba la persecución a la que era sometido el famoso explorador durante la posguerra por parte de los nazis, deseosos de vengar su derrota. Durante un año desarrolló el que ya parecía guión definitivo junto a Spielberg, pero faltaba la aprobación del productor George Lucas, la cual nunca llegó, porque éste seguía obsesionado con su viejo pretexto argumental de la calavera de cristal. A Darabont le ha tocado asimilar semejante decepción, después de invertir todo su tiempo en un proyecto que ha terminado en la papelera. Así se explica que haya vuelto en cierto modo a sus comienzos, cuando se abría paso como guionista de cintas de terror de serie «B», nada condescendientes. Tal vez la nueva etapa oscura influya en el material sobre el que está trabajando en estos momentos, que es el clásico de Ray Bradbury «Fahrenheit 451», ya llevado a la pantalla en los años 60 por François Truffaut.

Muchas de las películas basadas en relatos de Stephen King presentan situaciones opresivas, las que se daban en «El resplandor», «Misery», «Cadena perpetua» o la reciente «1408». «La niebla» no es menos claustrofóbica, pues habla del aislamiento bajo condiciones extremas. Al igual que la mayoría de obras del autor está ambientada en Maine, lugar lleno de rincones aparentemente tranquilos en los que cualquier suceso imprevisto cobra un mayor impacto si cabe. La escenificación sigue en sus primeros diez minutos tales reglas, ya que amanece un día precioso para hacer cualquier plan al aire libre, hasta que de repente estalla una breve pero intensa tormenta, a la que sigue una tensa calma que deja una espesa niebla. La neblina va cubriéndolo todo a su paso, devorando a las personas que atrapa, como si dispusiera de vida propia o en su interior se escondiera un monstruo desconocido. Se va colando en las casas, mientras la gente huye en busca de un refugio más seguro. El centro comercial es un buen punto donde poder resistir los ataques de la cosa, por aquello de que un supermercado facilita el aprovisionamiento de víveres, así que un número importante de supervivientes se concentra en el interior del establecimiento.

El grueso de las más de dos horas de duración de la película transcurre en la prolongada situación de encierro, con lo que son los respectivos puntos de vista contradictorios de los acosados los que van configurando el diagnóstico de un desastre que, ni siquiera, puede ser calificado de natural. Los hay que buscan una explicación racional o científica a lo que sucede, debido a los rumores sobre unos experimentos secretos en la zona. Sin embargo, la presencia de una falsa predicadora no tardará en ganar adeptos para la causa del fanatismo religioso. La actriz Marcia Gay Harden personifica a esta mujer de ideas fundamentalistas, en una caracterización muy parecida a aquel terrible rol materno que interpretaba Piper Laurie en «Carrie», la primera de las adaptaciones cinematográficas de una novela de Stephen King, y que luego ha sido encarnado por Patricia Clarkson en una posterior versión televisiva. Ella genera en el ambiente una psicosis de cólera divina, al interpretar el fenómeno destructivo de la niebla a modo de plaga bíblica enviada a la tierra en castigo por el materialismo dominante. Crea una gran división entre los encerrados, junto con enfrentamientos internos, en alusión a la política alarmista de los sectores extremistas que basan su cuota de poder en el voto del miedo.

Cuatro décadas de stephen king

Hay que ser muy experto en Stephen King para controlar la cantidad de adaptaciones que se hacen de sus relatos, ya sea para el cine, la televisión, el teatro o el cómic. Al contrario que otros escritores no conoce una época dorada, porque para él nunca hay vacas flacas y siempre está cobrando derechos de autor. Las películas son un claro ejemplo de su actualidad constante, ya que las versiones cinematográficas se vienen sucediendo a un ritmo imparable desde hace más de treinta años. Otra cuestión es ya entrar a considerar la calidad de las mismas, sin que el de Maine escape al tópico de que las primeras eran mejores. La crítica suele preferir «Carrie», de Brian de Palma; «El resplandor», de Stanley Kubrick; «Cuenta conmigo» y «Misery», ambas de Rob Reiner; «Cadena perpetua», de Frank Darabont; y «Verano de corrupción», de Brian Singer. Los aficionados al género defienden por igual «Creepshow», de George A. Romero; «Cujo», de Lewis Teague; «Maximum Overdrive», del propio Stephen King; «El cementerio viviente», de Mary Lambert; o «El cortador de césped», de Brett Leonard. M. I.

FANATISMO RELIGIOSO

Cuando la niebla envuelve la tranquila localidad de Maine, una falsa predicadora, que se refugia en el supermercado junto a otros supervivientes, comienza a ganar adeptos gracias a su fanatismo religioso.

Estreno

Título original: «The Mist».

Dirección: Frank Darabont..

Guión: Frank Darabont, sobre un texto de Stephen King.

Producción: Frank Darabont y Liz Glotzer.

Fotografía: Rohn Schmidt.

Música: Mark Isham.

Intérpretes: Thomas Jane, Marcia Gay Harden, Laurie Holden, Andre Braugher, Toby Jones, William Sadler, Frances Sternhagen, Alexa Davalos, Nathan Gamble, Jeffrey DeMunn.

País: EE.UU., 2007.

Duración: 127 minutos.

Género: Terror.

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