En su condición de cineasta venido a menos, Hal Hartley retoma su última película de éxito, aquel «Henry Fool» con el que en 1997 ganó el Premio de Mejor Guión en Cannes. Tan sintomático recurso viene a demostrar que el cine de autor también tira de secuela cuando la necesidad aprieta, puesto que «Fay Grim» no es más que una continuación en la que la mujer del desaparecido protagonista toma el relevo. Los servicios de espionaje anuncian a Parker Posey que es viuda y que su marido ha muerto dejando un par de libros llamados «Confesiones», en los cuales se ocultarían algunas claves sobre la seguridad mundial. Hartley, fiel al estilo de su maestro Godard, toma prestado del género la idea básica de la confusión, derivada de andar de un país a otro bajo una identidad falsa. Fay Grim descubrirá en el tránsito entre Europa y Asia la total ignorancia respecto a la política exterior de su gobierno, al conocer de primera mano una información a la que no había tenido acceso a través de los medios de comunicación. Cuidado, porque tiene un hijo adolescente y podría haber tercera parte.