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Raimundo Fitero

Las preguntas

Lo mejor de las preguntas son las respuestas. Pero cuando las preguntas las hace el campeón, es decir Juanjo Ibarretxe, lo bonito es contemplar el paisaje, ver a sus consejeros colocados a sus espaldas, y cuando las cámaras los repasa en barrido retórico intentar leer en la mueca de sus rostros, en sus ojos perdidos, sus pensamientos, por decir algo. ¿Se lo creen o son simplemente unos elegantes maniquís que asienten y hacen bulto? Pero le han dado muchos minutos en los medios que es lo único que le importa. Y ha provocado el cortocircuito que necesita para continuar en la oscuridad de sus estrategias puramente electoralistas para intentar seguir controlando el presupuesto. Nos pide que entreguemos cuarenta y cinco segundos de nuestra vida para leer sus preguntas. Vale, las he leído, ¿y ahora qué?

Aunque las preguntas que me han dejado con un pálpito han sido las lanzadas por las partes a los testigos en el juicio a Federico Jiménez Losantos. Digo bien si aseguro mi extrañeza porque las preguntas eran minuciosamente capciosas y de un hondo calado político, por lo que se pueden sacar conclusiones muy claras, ya que todas giraban sobre si Alberto Ruiz Gallardón, el demandante, se había alejado de las consignas básicas de su partido respecto al 11-M. Ante las respuestas los supuestos especialistas aseguran rotundamente que sus supuestos amigos Acebes, Zaplana y Aguirre, le han dejado tirado a FJL ante sus propias soflamas fascistoides e insultadoras. Es más, algunos titulares lo dicen con sus propias palabras: «lo han traicionado».

Me encanta ver estas escenas tragicómicas. Y las apreciaciones del predicador de la caverna sobre la libertad de expresión son maravillosas. Dice que en la radio es muy difícil deslindar la información de la opinión. Será para él que confunde opinión con dogma al estar tan empapado de las ficciones bíblicas. Es un espectáculo ver a este individuo sentado en el banquillo, con su flequillo, encantado de seguir mintiendo y demostrando su baja estofa moral, pero con sueldo de los arzobispos. Me encantaría un cara a cara (dura) entre Federico y Juanjo. Y hacerles algunas preguntas sobre sus imposturas.

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