«Nunca he hecho esto en mi vida, es la primera vez que voy a pedir algo públicamente a la afición: que su nivel de tolerancia con el error crezca para estos tres próximos partidos. Que quede claro que no significa que no lo hayan sido hasta ahora, pero que lo sean un poco más».

Con esta sincera solicitud, el técnico de la Real Sociedad, Juanma Lillo, propugnó que la simbiosis entre equipo e hinchada ayude a los suyos en la trascendental última fase del campeonato. «Si fallamos, que empujen, que la energía de fuera hacia dentro sea muy positiva. El rival debe sentir lo que nosotros sentimos en Málaga y Cádiz», ejemplificó.

Ahora bien, que el once que salte a Anoeta sepa digerir la coyuntura de manera conveniente para sus intereses. «Lo peor que puede pasar es jugar al ritmo de la grada, pues hay que gestionarlo bien -en referencia al apoyo inequívoco de la grada- porque lo que no hay que hacer es sobreexcitarse», matizó.

«Con el lirio en la mano»

Pese a venir de ganar en Heliodoro Rodríguez, el mal juego de la escuadra txuri urdin no pudo escaparse de las críticas. Algo que no gustó a Lillo, quien lo dejó bien claro durante su comparecencia ante los medios.

«Resulta curioso cómo se nos echa en cara que no hemos jugado bien, cuando estoy cansado de escuchar durante toda mi vida que lo que importa son los resultados. Además de convivir en mi caso con la acusación de que llevo el lirio en la mano y que casi prefiero jugar bien y perder», soltó de manera irónica el técnico tolosarra.

Lo que no fue obstáculo para reconocer la evidencia. «A todos nos gusta merecer la victoria, tras el partido el vestuario estaba contento por los tres puntos, pero no feliz. En cuanto llegué a la rueda de prensa, ya dije que habíamos estado mal y así no creo que ganemos muchos partidos», corroboró.

Entrando en el análisis particular de lo que extrajo del encuentro disputado en el estadio tinerfeño, Lillo admitió que «es el primer partido desde que estoy aquí en el que hay ratos en los que no somos dominadores del juego y lo que me asusta es lo mal que convivimos con esa situación», confesó.

Tampoco evitó referirse a las opiniones vertidas desde Málaga y Gijón respecto a posibles apaños, si bien optó por zanjar el tema. «Por eso Culebras le pegó el zarpazo a Víctor sin pelota ni nada, porque se dejaron -indicó con sarcasmo-. Y Sicilia, ¡como que centró mal en el gol de ellos! Pero vamos a dejar zanjado el tema, aunque ellos siguen y no paran».

En la intervención del míster txuri urdin hubo espacio para disertar sobre el Salamanca, el rival de mañana. «Propone mucho en la manera de jugar y es el equipo, hablo globalmente, que más tranquilidad tiene con el balón. Si vienen desinhibidos, estarán fortalecidos con su forma de desenvolverse, pero también la ausencia de necesidad puede restarles», avanzó.

Su trayectoria preocupa a Lillo. «Les han empatado un montón de partidos, pero llevando ellos la iniciativa. Les gusta que el partido sea con balón, es la mejor forma de defenderse», explicó.