GARA > Idatzia > Kultura

«Juan Muñoz no fue un renovador pero su trabajo fue fantástico»

p040_f01_194x108.jpg

Adrian Searle

Crítico de arte jefe de «The Guardian»

Este verano se puede visitar en el Museo Guggenheim Bilbao la retrospectiva más importante dedicada hasta la fecha a Juan Muñoz, una muestra que ha sido comisariada por Sheena Wagstaff, Conservadora Jefe de la Tate Modern de Londres, ciudad a la que el artista madrileño estuvo muy vinculado. Amigo y conocedor de su obra, Adrian Searle ha charlado con GARA sobre su figura.

Izaskun LABEAGA | BILBO

El periodista no había vuelto a pisar el edificio de Frank Gehry desde su última visita a la ciudad hace cinco años y por ello eludió ningún comentario acerca de la colección de la pinacoteca. Sí se explayó sobre el legado del que fuera una de sus grandes amistades, Juan Muñoz, ahora recordado con esta selección de trabajos.

¿Qué tipo de exposición le hubiera gustado a Juan Muñoz?

Cuando Juan falleció él estaba dando vueltas a la idea de una exposición que fuera reflejo de toda su trayectoria hasta ese momento. Él solía implicarse directamente en la instalación de sus piezas, era como un coreógrafo. Lo hacía constantemente y de una manera muy intensa. Desde su muerte hasta hoy han existido distintas exposiciones pero la más importante es esta retrospectiva, algo en lo que él, lógicamente, no pensó. Claro que Juan Muñoz hubiera tenido su propio criterio, pero el hecho es que murió. Una vez que los artistas han fallecido, su obra se convierte en un material para los curator, algo con lo que trabajar. `No soy un masajista' solía decir Juan Muñoz para aclarar que no daba facilidades al espectador. Para los curator trabajar con la obra de Muñoz es todo un desafío.

Algunas voces consideran al artista madrileño un renovador de la escultura. ¿Está de acuerdo? ¿Cuál diría que ha sido su mayor aportación a esta disciplina?

No estoy necesariamente de acuerdo con esa afirmación. Su formación como artista es fruto del diálogo con otros artistas en un contexto internacional: primero en Londres, luego en Nueva York, después en Madrid, Alemania... Aunque tenía su resi- dencia en Madrid, sus conversadores dentro del ámbito artístico eran creadores internacionales. ¿Fue un revolucionario? No estoy de acuerdo; eso sí, para mí fue fantástico.

Ha ofrecido una conferencia sobre su faceta como narrador de historias. ¿Por qué ha elegido este aspecto?

A Juan le encantaban las anécdotas, contar historias y que le contaran historias. Era un magnífico narrador. Su casa estaba llena de libros. La historia que mejor se inventó Juan fue la de ser artista. Hay artistas interesados principalmente en el objeto, la materia. Otros, interesados en los contenidos, en los conceptos. En Juan, él y ese interés por la narrativa hicieron que fuera generando una argumento sobre su propia obra.

Se refería a sí mismo como un mago que engañaba al público.

Sí. Además, le gustaba pelearse con el mundo del arte español. Consideraba que el mundo del arte español necesitaba un revulsivo: las escuelas de Bellas Artes eran mediocres, los comisarios también, la crítica no era lo suficientemente fuerte para hacer despertar a la gente. Durante la dictadura de Franco, España estuvo aislada pero, a su término, ese aislamiento siguió existiendo y él veía ese argumento como la eterna excusa para justificar el hecho de que en España no estuviese sucediendo lo que ocurría en el resto de Europa en el ámbito artístico.

La obra de Juan Muñoz se ha encontrado con la de Richard Serra en el Museo Guggenheim. ¿Cómo fue la relación entre ambos creadores? ¿Cómo pueden entenderse sus piezas?

Se conocieron a principios de los años 80 y su relación comenzó en ese momento. Juan Muñoz bebió de esa generación mayor de artistas. Pero se trata de que el hijo mate al padre para poder evolucionar. Aunque sientas mucho respeto y admiración por ese otro artista y haya determinados aspectos de él que a ti te interesen, tienes que liberarte. Como escultores, tienen determinados aspectos en común: la presencia y ausencia del ser humano, la ocupación del espacio... Son puntos en común aunque el tratamiento que Juan les da es prácticamente el opuesto.

Hay artistas como Francis Bacon que son inaproximables, a los que nadie se puede parecer. En mi opinión, es algo que le sucede a Serra, es uno de esos artistas inalcanzables. A mi juicio, Juan Muñoz entra también un poco en esa onda de artistas, a los que los jóvenes no intentarán siquiera acercarse.

¿Por qué ese interés por los desastres?

¿No estamos todos fascinados por el desastre y el horror? Inevitablamente es algo que atrae. Paradójicamente, Juan Muñoz murió tres semanas antes del 11-M y estoy convencido de que, de haber seguido vivo, hubiera estado pegado al televisor, como hicimos muchos de nosotros. Cuando los talibanes hicieron explotar los budas en Afganistán, Juan Muñoz comentó: `esto prueba la fuerza de las imágenes, esto prueba el propio poder de la escultura', por eso, además, las estudia.

CERCA DE SERRA

«Serra y Muñoz tienen determinados aspectos en común: la presencia y ausencia del ser humano, la ocupación del espacio... aunque el tratamiento que Juan les da es prácticamente el opuesto»

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo