El conflicto árabe-israelí, Rambo y una comedia de Adam Sandler
¿Puede hacerse reir al gran público con el conflicto palestino-israelí? Adam Sandler, uno de los cómicos norteamericanos más populares de su generación, se atreve con un tema tan polémico en «You Don't Mess with the Zohan», que se estrena hoy en EEUU y Canadá.
GARA | LOS ÁNGELES
Sin mayores pretenciones intelectuales, «Zohan, licencia para peinar» -en su versión en castellano; a Europa llegará en agosto- narra la historia de Zohan Dvir, miembro de los comandos israelíes de élite y una especie de Rambo local, que acaricia en secreto el sueño de trabajar de peluquero en los Estados Unidos. Coescrita por Sandler y Judd Apatow -guionista, director y productor entronizado como el «rey de la comedia» gracias a «Supersalidos», «Virgen a los 40» y «Lío embarazoso»- y dirigida por Dennis Dugan, la historia transcurre en parte en Oriente Próximo, donde Zohan (Adam Sandler) combate a un «terrorista palestino» apodado Fantasma, encarnado por Jon Turturro («Barton Fink»).
Tras un homérico combate entre ambos, Zohan finje su propia muerte y, escondido en la zona de carga de un avión, se escapa a Nueva York, donde, para su gran asombro, descubre que israelíes y palestinos emigrados viven en paz. El héroe termina trabajando en un salón de peluquería propiedad de un palestino y se muestra tan hábil con las tijeras como con una pistola ametralladora Uzi. Según sus clientes, la experiencia de hacerse peinar por él «sobrepasa al acto sexual». Pero no cuenta con Fantasma, quien encuentra su rastro...
Con esta película de humor ágil, facil y repleto de alusiones bastante escatológicas Hollywood, y en este caso el estudio Sony, se aventura por primera vez con una comedia sobre un asunto tan espinoso.
«Es una comedia acerca a la gente», se defiende el actor Rob Schneider, quien da vida a un taxista palestino. «Zohan es ridículo; tan ridículo que, espero, hará que lo miremos con cierta distancia y nos haga reír a todos juntos». Tampoco es que la película sea muy cuidadosa respecto a la geopolítica -el comando palestino tiene un número de Hezbollah a donde llamar: «Para los abastecimientos terroristas, apriete la tecla uno», responde el contestador de la organización libanesa- y el mismo Fantasma tiene más de rapero que de Yasser Arafat, con sus cadenas de oro, sus gafas negras y su fular escarlata anudado alrededor de la cabeza. «Si Zohan es el James Bond judío, Fantasma es el Eminem árabe», sostiene Turturro.
Dennis Dugan ya había dirigido a Sandler en «Os declaro marido y marido» (2007), una película que fue éxito comercial pero fracaso de crítica para un actor que, a sus 41 años, ha facturado en taquilla 1,44 mil millones de dólares. «No creemos que esta película vaya a resolver el conflicto. Sólo queríamos divertir -dice-. Pero hasta para mí, como judío, resultaba muy interesante trabajar tan cerca con árabes e israelís».