El PNV acusa al PSOE de «chantaje», pero confirma que no tiene «plan B»
Iñigo Urkullu, presidente del PNV, definió ayer como «chantaje permanente» la actitud de José Luis Rodríguez Zapatero al condicionar nuevas transferencias al abandono de los planes de Ibarretxe. Sin embargo, al mismo tiempo su compañero Joseba Egibar confirmaba que la formación jeltzale no tiene una hoja de ruta ante el veto español. «Si eso se produce, habrá que denunciarlo», se limitó a indicar.
GARA |
Iñigo Urkullu, máximo mandatario del PNV, no ocultó ayer su malestar con la posición adoptada por el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, el miércoles en el Congreso. Ante la demanda jeltzale de la transferencia de las competencias sobre investigación, el líder del PSOE respondió que «si todo el problema fuera ése, la discusión sería razonable, pero creo que ustedes están en otra cosa. Diálogo y pacto para avanzar en el autogobierno, sí; para el desgobierno, no».
Urkullu tildó de «mezquina y cicatera» la posición del presidente español, y afirmó que su política «está basada en el chantaje permanente». En paralelo, como hizo la víspera Juan José Ibarretxe, le reprochó que no esté cumpliendo la legalidad cuando el PNV sí que lo hace.
En su intervención en un seminario de la Fundación Sabino Arana, Urkullu apostilló que con esta actuación Zapatero «se autorretrata, desgraciadamente después de unas elecciones generales». Y aseguró que el PNV va a seguir reclamando competencias «para lograr un autogobierno adecuado a lo que es este mundo globalizado en el siglo XXI». En paralelo, acusó al PSOE de rechazar los planes de Ibarretxe -que no citó directamente- por puro electoralismo, y añadió que las urnas son también el criterio básico de Zapatero para aplicar la Ley de Partidos.
Egibar: «Habrá que denunciar»
Pese a declararse «chantajeado» por el PSOE, el PNV evidenció ayer de nuevo que no tiene definida ninguna respuesta concreta para el momento en que el Gobierno español vete la consulta a través de un recurso suspensivo ante el Tribunal Constitucional. Joseba Egibar, presi- dente jeltzale en Gipuzkoa, fue preguntado al respecto en una entrevista concedida a la emisora Herri Irratia, y prefirió apuntar que «la pregunta es si se atreverá un gobernante que se dice demócrata a suspender una decisión política que apruebe el Parlamento Vasco por el hecho de que él no esté de acuerdo».
«¿En qué país se ha visto eso?», replicó Egibar, que añadió como ejemplo que «en Québec nadie cuestionaba que la ciudadanía pudiera ser consultada».
Sin embargo, al ser cuestionado sobre cuál es el «plan B» del tripartito después del veto español, Egibar apuntó que no existe «ningún plan de huida» e insistió en poner el foco en el momento previo: «Queremos resolver el problema político y la ciudadanía ha entendido perfectamente lo que estamos diciendo con las dos preguntas. Buscamos esa implicación y esperamos conseguirla tanto en el Parlamento como después del 25 de octubre».
Egibar matizó incluso algunos conceptos que podrían ponerse sobre la mesa entonces, como el de «confrontar», que es en su opinión «cotejar posiciones. Una cosa es confrontar y otra enfrentar las posiciones democráticamente expresadas», dijo.
En consecuencia, Egibar se limitó a indicar que en caso de que se suspenda la consulta, «habría que denunciarlo y poner a cada uno en su sitio, al señor Zapatero también».
La consulta promovida por el lehendakari sigue suscitando reacciones y ayer fue la izquierda abertzale, por boca de Mariné Pueyo, la que la criticó por considerar que «desvirtúa» el momento político que vive Euskal Herria y la «verdadera esencia» del cambio que demanda la ciudadanía vasca. Para ello, a su juicio, Juan José Ibarretxe y el PNV «manipulan y utilizan a su antojo» conceptos políticos asumidos por la sociedad, una actitud que la concejala iruindarra tildó de «denunciable». La actual posición de los jelkides es consecuencia, según manifestó, del frustrado proceso de negociación y de las conversaciones de Loiola.
En una rueda de prensa en Donostia en la que estuvo acompañada de Miren Legorburu, Pueyo destacó que el PNV y el PSOE «dijeron `no' a un acuerdo de resolución que hubiese dado paso a un escenario democrático», e indicó que las razones de esa postura no han sido explicadas a sus respectivas bases sociales. «Si hace cuatro días dijeron que no, ahora no pueden venir a decir sí, porque eso es jugar y manipular las ansias de cambio del pueblo», agregó la edil abertzale.
Tras acusar al PNV de mentir e intentar hacer un fraude porque, a su entender, la consulta comprometida por Ibarretxe no solucionará el conflicto, declaró que el verdadero objetivo del partido que lidera Iñigo Urkullu pasa por la reforma del Estatuto de Gernika para así «mantener sus poltronas por encima de la voluntad popular». La iruindarra añadió que, para que sea «digerible», «mezcla esta operación con lo que fue un borrador de las conversaciones de Loiola y simula una confrontación» con el Estado español.
La representante independentista insistió en la necesidad de trabajar por un cambio real y advirtió que lo que está en juego es definir la dirección política del cambio. «Eso está encima de la mesa: el reconocimiento del país, el derecho a decidir, la territorialidad y los derechos individuales y colectivos que nos corresponden», apostilló. Y ratificó que la izquierda abertzale trabajará con «responsabilidad para posibilitar el cambio».
Joseba Egibar opinó que si se produce el veto habría que confrontar en el sentido de «cotejar posiciones». «Habría que poner a cada uno en su sitio, al señor Zapatero también».