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Primera alerta nuclear europea desde Chernóbil

El incidente en la central eslovena reaviva el temor hacia esta energía

La alerta nuclear, primera desde Chernóbil, que Bruselas lanzó a sus 27 estados miembros el miércoles tras el incidente en una central eslovena ha reavivado el temor de la sociedad europea hacia esta energía. Duro revés para quienes la postulan para frenar el cambio climático.

Joseba VIVANCO | GASTEIZ

El sistema europeo de intercambio urgente de información radiológica (ECURIE, en sus siglas en inglés) fue creado en 1987, después del desastre de Chernóbil, para la notificación de información en caso de emergencia nuclear y en él participan todos los estados miembros, así como Suiza. Si bien el sistema es utilizado con frecuencia -dos veces en 2005 y 2006, y ya tres veces desde comienzos de 2008, la última el 21 de mayo, cuando dos hombres fueron detenidos en Suecia con rastros de explosivos frente a una central nuclear-, es raro que Bruselas juzgue el incidente lo suficientemente importante para hacerlo público. Pero este miércoles ocurrió por primera vez en dos décadas.

«Alerta nuclear por una avería en una central de Eslovenia» y titulares similares salpicaban de inmediato las web de los medios de comunicación de todo el mundo. «Los ciudadanos tienen derecho a ser informados», justificó ayer Ferrán Tarradellas, quien añadió, además, que Bruselas desea «más transparencia en materia nuclear».

El incidente, en la central eslovena de Krsko, parece no haber conllevado riesgo para la población, según confirmó ayer la propia UE, pero ha puesto a la sociedad en alerta en un momento en el que la opción nuclear ganaba enteros entre los más influyentes mandatarios europeos (Berlusconi, Brown, Sarkozy o Merkel) como alternativa energética para hacer frente al cambio climático.

El director de la agencia eslovena de seguridad nuclear, Andrei Stritar, se apresuró a puntualizar ayer que el inusual aviso lanzado por la UE se debió a un error de las propias autoridades balcánicas que utilizaron un «formulario equivocado» -que reportaba un ejercicio de rutina- para dar un aviso que se hizo llegar tanto a sus países vecinos, Austria, luego a Hungría e Italia como a la propia Bruselas, que fue la que dio la alerta al resto de los 27 estados europeos.

Al parecer, inicialmente la UE no tenía claro si se había producido un accidente o se había realizado un simulacro. Sólo tras unas horas hubo claridad sobre lo ocurrido. Todo parece ya controlado y si bien el Gobierno esloveno se ha apresurado a rebajar la tensión creada y las propias autoridades comunitarias parecen, en principio, dar por buenas las explicaciones sobre lo ocurrido, la inseguridad generada en la sociedad civil y política europea ha crecido con el paso de las horas.

Voces críticas en Europa

«El sistema de alarma esloveno se encuentra en tela de juicio», advirtió ayer el ministro austríaco de Medio Ambiente, Josef Pröll, cuyo Gobierno ha pedido explicaciones a su homólogo esloveno, dado que la alerta ha generado mucho temor en su país.

En la colindante Italia el debate social y político no se ha hecho esperar, máxime cuando Silvio Berlusconi se comprometió hace dos semanas a construir nuevas centrales nucleares después del cierre hace 20 años de sus plantas por disposición del referéndum popular que vetó el uso de esa energía en el país transalpino.

«Este enésimo incidente en una central nuclear demuestra una vez más que el uso de la energía nuclear es peligroso. El futuro está en las energías renovables y solares, y no en la nuclear, que es radiactiva, costosa y arriesgada», declaró el ex ministro para el Medio Ambiente, Alfonso Pecoraro Scanio.

reparación

Los técnicos esperarán a que se enfríen los reactores de la planta de Krsko para efectuar una inspección detallada antes de reaparar la avería. Esta central produce un 20% de la electricidad consumida en Eslovenia y un 15% de la de Croacia.

«De la industria nuclear no te fíes»

Carlos Bravo, responsable de campañas antinucleares de Greenpeace-España, participaba el miércoles en un debate televisivo con miembros de la industria nuclear cuando le llegó la noticia del incidente en Eslovenia. «Se lo dije en directo y se les quedó una cara que no veas, sobre todo después de lo ocurrido en Ascó», contaba ayer a GARA. «No sé si el incidente en la central catalana hubiera disparado también esta alerta, pero como en este caso lo ocultaron...», reflexiona. «De la industria nuclear no te puedes fiar», añade. Considera que habrá que esperar a saber con certeza lo ocurrido en la central eslovena, pero una pérdida de refrigerante en la zona de la planta donde ha ocurrido «perfectamente podría ser una alerta de nivel 3». La Escala Internacional de Sucesos Nucleares va de 0 a 7: la más alta fue el caso de Chernóbil; de nivel 2 lo fueron, por ejemplo en el Estado español, el incidente de Trillo en 1992 y de Vandellós II en 2004 (el ocurrido en 1989, antes de utilizarse esta escala, hubiera sido de nivel 3); el más reciente en Ascó se elevó a grado 2. Se da la circunstancia de que la tecnología estadounidense Westinghouse de la central eslovena es la misma que las de Almaraz, Ascó o Vandellós, e incluso que las previstas en su día en Lemoiz; es la base de la mitad de las nucleares que funcionan en el mundo.

J.V.

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