La consejera de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio del Gobierno de Lakua, Esther Larrañaga, declaró ayer que se suma «al grito de cierre» de la central nuclear de Garoña, pero desconfía de que el Gobierno español la vaya a clausurar en el año 2009.

Aunque el período de explotación de la planta expira en 2009, el Gobierno de Zapatero deberá decidir si acepta la solicitud de la empresa propietaria de la central, Nuclenor, de continuar con la actividad.

Larrañaga señaló que el Ejecutivo español «ha dicho tantas veces que la iban a cerrar» y aún no se ha producido este momento, que «la desconfianza está justificada». Sin embargo, «también esperas que alguna vez sea verdad», añadió.

La consejera de Medio Ambiente del Ejecutivo de Lakua se declaró «antinuclear radical» y se sumó a las peticiones de cierre de Garoña y de todas las centrales nucleares de Europa. En el caso de la central nuclear burgalesa, Larrañaga considera que no se le debería renovar el permiso de explotación, puesto que está «obsoleta» debido a su antigüedad.

También opina que su cierre no pondrá en peligro la cobertura de la demanda energética en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, y recuerda que, si fuera así, el Gobierno ha tenido 15 años para planificar cuál puede ser la opción en la producción energética. Por tanto, «ésta no puede ser la razón» para no clausurarla, manifestó.