Iñaki Lekuona Periodista
De ese caserío no me fío
Culo veo, culo quiero. Que esta máxima terrible es aplicable siempre y en todo lugar por toda clase de persona física o jurídica, independientemente del gusto sexual, de la edad o del número de calzado que use, lo ha demostrado la Cámara de agricultura de Pau, controlada por el sindicato FNSEA. Visto el éxito de las dos ediciones de Lurrama, feria organizada en Baiona a iniciativa de Euskal Herriko Laborantza Ganbara, la federación agraria productivista francesa ha intentado subirse al carro para promocionar su particular visión del mundo.
Pero, error, olvidaron comprar el domino internet correspondiente y, claro, cuatro consumidores listos se han hecho con la página y se han puesto a sabotear la feria de la FNSEA haciendo pienso compuesto de los artículos publicados en el boletín del sindicato. Algunas frases son escalofriantes. Desde el «no podemos ser muchos y felices» que lanzó tiempo ha el ex presidente de la cámara agraria de Pau, Marcel Cazalé, hasta el «introducir criterios (de prohibición de ciertos pesticidas) en base a su riesgo potencial es arbitrario». Y mientras a unos se nos pone la carne de gallina, a otros la de buitre, que ante la hambruna que se extiende en el planeta por la subida de los precios de los cereales a causa de su utilización como carburante, lo único que aciertan a expresar algunos es «satisfacción» por las ganancias.
Pero en qué van a pensar los que crían trescientos millones de pollos en dos metros cuadrados, alimentan vacas con piensos de sobras de pescados, engordan cerdos con clembuterol, cultivan maíz porque está subvencionado, consumen sin reparo la mayor parte del agua dulce, queman los campos con nitratos, fosfatos y pesticidas contaminando ríos y acuíferos, que venderían su alma a Monsanto si eso les asegurara un 10% más de producción a pesar de contaminar genéticamente sus tierras y las del vecino... Desde luego, no piensan en la salud del consumidor.
Pues ésa es la filosofía que visitó anteayer Baiona, la de las vacas locas, la de los pollos griposos, la de los cerdos con dioxina y las patatas transgénicas. Otra máxima: hay culos y culos. Como para fiarse del de ese caserío.