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Maite SOROA

Ahora Pedro J. contra el PP

Era cosa sabida que Pedro J. Ramírez se cuenta entre los más virtuosos chaqueteros del periodismo español. Pero merece, aunque sólo sea de vez en cuando, comprobar cómo quienes le admiraron antes le desnudan ahora.

Ayer, sin ir más lejos, Enrique de Diego en «Periodista Digital» lo dejaba en pelotita picada.

Según el columnista, «es notorio que el diario ultrasensacionalista «El Mundo» no ha aportado revelación alguna sobre el 11-M, ni sobre ese segundo GAL que prometió» y que «no ha vuelto ni tan siquiera a informar, tras las elecciones del 9-M, de nada relacionado con sus esotéricas y mendaces investigaciones sobre el 11-M». Ultrasensacionalista es bastante acertado, pero también se prodría conjugar ese «ultra» con otros muchos adjetivos, ¿no creen?

Habla de Diego sobre más notoriedades para concluir proclamando el verdadero objetivo de Ramírez desde «El Mundo». Según el escribiente ««El Mundo», acuciado por su profunda crisis interna de caída de ventas y publicidad, y externa de credibilidad, ha iniciado una huida hacia delante, que implica un completo desprecio a sus lectores y a su falta de espíritu crítico». Entonces, la pregunta es: ¿hacia donde se dirige?

Enrique De Diego lo explica: «Es notorio que la huida hacia delante del diario ultrasensacionalista se ha centrado en una operación de acoso y derribo, básicamente personal, de corte propagandístico totalitario, contra Mariano Rajoy». ¡Anda la osa!

Y recuerda que «el director del diario ultrasensacionalista fue el convocante de una manifestación ante la sede de Génova, secundada por un puñado de sus lectores» y que Ramírez «no ha hecho otra cosa que inventarse operacioncitas como la supuesta e inexistente candidatura de Juan Costa». ¡Menudo sumario de trolas y fiascos!

Tan es así, dice De Diego, que «impelido por su profunda crisis, y en medio de la crisis general, se ha dedicado a adular a Zapatero de manera vergonzosa, con la finalidad previsible de conseguir algún trato de favor». O sea, que como reza el dicho, «Por el interés te quiero, Andrés».

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