Una estatua de bronce de cuatro metros de alto de Ernesto Che Guevara fue descubierta ayer en Rosario, la ciudad argentina que le vio nacer hace 80 años. Se trata del primer monumento al guerrillero argentino y cubano en su propia patria.

Varios miles de estudiantes y activistas de izquierda llegaron a Rosario para rendir homenaje a Guevara, que dejó el país en su juventud para participar en movimientos izquierdistas latinoamericanos, como la Revolución cubana que instauró el socialismo en 1959.

El Che es un líder nacional en Cuba, pero el reconocimiento en Argentina ha tardado en llegar. Años después de que fuera ejecutado en la selva boliviana por tropas apoyadas por la CIA en 1967, el guerrillero seguía siendo una figura muy controvertida en su país.

La cúpula del último Gobierno militar (1976-1983) prohibió su imagen y el edificio donde Guevara nació sufrió un atentado después de que el Ayuntamiento de Rosario instalara una placa conmemorativa. Únicamente un puñado de escuelas secundarias lleva su nombre y un pequeño museo fue inaugurado en 2001 en una de las casas en las que vivió.

En un país en el que muchas calles llevan el nombre de virreyes españoles, su ausencia es notable, opinó el historiador Felipe Pigna. «Es vergonzoso que en una ciudad como Buenos Aires no haya una sola calle llamada Doctor Guevara», dijo Pigna.

La hija del Che, Aleida Guevara, fue recibida con vítores cuando llegó a Rosario para visitar el lugar. «Para mí, lo importante son los jóvenes que están aquí. Hacer monumentos no es lo importante. Lo importante es cuando lo llevamos a la práctica todos los días», señaló.