El presidente afgano, Hamid Karzai, lanzó una seria amenaza a su país vecino, al que acusa de no actuar con contundencia contra los talibán y milicianos de Al Qaeda, que pasan a Afganistán desde Pakistán. «Cuando cruzan el territorio para venir y matar afganos y militares de la coalición, nos están dando el derecho de ir y hacer lo mismo. Vamos a perseguirlos y a vengar todo el mal que han hecho en los últimos años», advirtió.

Aunque la comparecencia fue convocada para valorar la conferencia de donantes de la pasada semana en París, el asalto talibán a una prisión de Kandahar con un camión-bomba y la liberación de casi mil presos, entre ellos, 350 militantes talibán, acaparó toda la atención.

«En nombre de la legítima defensa, Afganistán tiene derecho a la defensa propia y a destruir los refugios terroristas del otro lado de la frontera», insistió.

En ese tono bélico, Karzai afirmó que perseguirá a los líderes talibán «allá donde estén», especialmente, a Baitullah Mehsud, supuestamente afincado en en Waziristan Sur, en Pakistán. «Debería saber que iremos a por él ahora y le atacaremos en su propia casa. El Mullah Omar debe esperar los mismo», remarcó.

También lanzó la misma amenaza contra el clérigo Fazlulah, que tiene su base de operaciones en el valle norteño paquistaní de Swat. «Los cogeremos, los venceremos y nos vengaremos», concluyó.

Las relaciones entre ambos países se han deteriorado aún más desde que Islamabad abrió un proceso de diálogo con Meshud, considerado el líder de los talibán en Pakistán. «Cuando Meshud dice que llevará la yihad (guerra santa) a Afganistán, quiere decir que ya no existe la frontera que nos separa de Pakistán. Meshud debe saberlo y el Gobierno también», reiteró.

Precisamente, el pasado miércoles, tropas de Estados Unidos desplegadas en Afganistán mataron a once soldados paquistaníes en un ataque aéreo.

El primer ministro paquistaní, Yusuf Raza Gilani, reaccionó inmediatamente a las amenazas de Karzai afirmando que no tolerará «ninguna injerencia».

«Así como no intervenimos en cuestiones internas de otros países, no toleraremos ninguna injerencia en los nuestros», declaró en un mensaje televisado.

«Pakistán es un Estado soberano que pretende tener relaciones amistosas con Afganistán, pero declaraciones como las de hoy no contribuyen a la mejorarlas», consideró Gilani.

«¿Dónde están las carreteras?»

Con cerca de 30 millones de habitantes, Afganistán debe hacer frente a la corrupción que salpica a todas las esferas del país y a la falta de servicios básicos, como el agua potable.

«¿Dónde están las carreteras, clínicas y la reconstrucción del país que nos prometieron?», se preguntó Haji Baz Mohammad en declaraciones a la BBC mientras acompañaba a un allegado al principal hospital gubernamental de Kabul.

«Desde los atascos de tráfico, a la corrupción y falta de electricidad. Es necesario que el Gobierno solucione estos problemas antes de que sea tarde», subrayó Ajmal Haidary, de 42 años que regenta una tienda en la capital afgana. La ciudad original fue construida para acoger a 400.000 personas. En la actualidad, Kabul tiene cuatro millones de habitantes.