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Balance de la temporada

Curso acelerado de supervivencia con muchas lecciones para el futuro

Aunque con una angustia extrema, a base de corazón, el equipo gasteiztarra ha conseguido el objetivo principal de asegurar la continuidad de un club que corría serio peligro en julio a pesar de las prisas, las limitaciones y la falta de experiencia en la gestión

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Jon ORMAZABAL | GASTEIZ

Con angustia máxima, la victoria del domingo en Vigo trajo el aprobado al curso de supervivencia realizado por el Deportivo Alavés en el año de su reconstrucción. El equipo babazorro ha salido vivo de un año de extrema dureza y eso sólo ya debe ser valorado positivamente, sobre todo si se compara cómo estaba la institución y cómo está ahora, pero como reconocía Iñigo Calderón a la salida de Balaídos, «si aprendemos de todo lo que hemos sufrido este año y somos capaces de analizarlo y sacar las conclusiones positivas, volveremos a ser grandes».

La frase del lateral gasteiztarra da en la clave de lo que debe ser el futuro de la entidad del Paseo de Cervantes. La voluntad y el corazón son necesarias y si el equipo albiazul seguirá en Segunda División será en gran parte gracias a los arreones de última hora de los jugadores y la afición, pero también ha quedado en evidencia que con voluntad sólo no basta.

Ganas le han sobrado a un Fernando Ortiz de Zarate que en julio del año pasado se enfrascó en la complicada aventura de tratar de reflotar a una nave que había quedado al borde del abismo tras la época más negra de su octogenaria historia. Con la ilusión por bandera, el proyecto de la reconstrucción comenzó con Josu Uribe a la cabeza pero todas las prisas, precipitaciones y limitaciones, no sólo económicas, de comienzos de temporada terminaron pasando factura en una campaña que ha acabado siendo larguísima.

Inexperiencia

Sin apenas pretemporada, una plantilla descompensada con muchos laterales, un sólo centrocampista creador y dos delanteros entre los que Aganzo llegó sobre la bocina del cierre del mercado, el comienzo de temporada fue especialmente difícil y se ha terminado pagando un arranque de curso nefasto, aunque el equipo mereció más suerte en algún partido como la derrota en casa ante un Málaga que terminó subiendo.

Una racha de gran acierto de Aganzo, con soplos de aire fresco como la irrupción de Igor y de un Royo del que no se supo más, sirvieron para reconducir la situación e incluso hubo quien miró hacia arriba en la jornada 18, cuando se alcanzó la decimocuarta posición, pero tras la derrota en el último minuto en Anoeta el equipo cayó en barrena hasta coquetear peligrosamente con el descenso.

Atenazados por la presión, los jugadores cometieron errores imperdonables, especialmente en defensa, que Uribe no supo atajar, y sin los goles de un Aganzo que comenzó una epidemia de lesiones musculares, la dinámica llevó a los mandatarios albiazules a destituir al asturiano y a apostar por un José María Salmerón al que le costó demasiado acoplarse alas necesidades del equipo.

La inexperiencia de una dirección nueva, que creó mucha incertidumbre con su gestión en el excesivo tiempo que tardó en encontrar relevo a Uribe -con Bañuelos de interino durante dos jornadas- la fea salida del club del secretario técnico Carlos Lasheras y sus movimientos en el mercado, tampoco ayudaron nada a una situación que cada vez era más complicada.

La mala suerte con las lesiones graves de Cabrera y Natxo Garro, que aumentaron la ausencia de Martín Astudillo, cedido a Osasuna, y empeoraron la situación hasta coquetear con el descenso y el riesgo de desaparición del club.

Afortunadamente, aciertos como la cesión de Adrián o Jairo y el corazón salvaron una temporada no apta para cardíacos.

Ofrenda floral

A su llegada de Vigo, donde se festejó la permanencia en Segunda con entusiasmo, el club quiso hacer una ofrenda floral a la Virgen Blanca como agradecimiento a todos los alavesistas que han colaborado en la salvación.

La reconstrucción técnica apunta a Ipurua

Sin mucho tiempo para descansar de emociones fuertes como las de Vigo, Fernando Ortiz de Zarate pretende cerrar esta misma semana la contratación de un director deportivo, un puesto que lleva demasiado tiempo vacío desde la dimisión de Carlos Lasheras a mediados de marzo. El presidente albiazul reconoció ayer en Radio Vitoria que tiene tres o cuatro nombres en cartera, pero el mejor colocado ahora mismo parece ser Javi Pérez, uno de los máximos responsables en que el Eibar continúe haciendo milagros año tras año con el presupuesto más bajo de Segunda.

Otra de las cuestiones principales es conocer lo que va a suceder con el puesto de entrenador. José María Salmerón tiene un año más de contrato, pero el club tiene una opción de rescindir el contrato abonando una indemnización y no se puede dar por segura, ni mucho menos, su continuidad en el banquillo de Mendizorrotza. El almeriense mantendrá mañana una reunión con el presidente que aclarará su futuro. Aquí, los candidatos aquí también apuntan a Eibar, ya que en la misma entrevista, el presidente de la entidad albiazul reconoció indirectamente la existencia de contactos indirectos con Manix Mandiola, que recientemente desechó la opción de renovar por el club de su vida.

La plantilla, marcada por demasiados años de sufrimiento, también necesita una oxigenación, pero sólo cinco jugadores; Ardouin, Mena, Coromina, Sergio Rodríguez y Gabri terminan contrato.

J.O.

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