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Objetivo conseguido

El Eibar regresa a la extraordinaria normalidad

El club azulgrana salda con el meritorio éxito de la permanencia su retorno a la categoría de plata

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Amaia U. LASAGABASTER | EIBAR

El infierno para la mayoría y el paraíso terrenal para unos pocos, así es la Segunda División. Y entre el puñado de equipos que se dan con un canto en los dientes por competir en la categoría de plata se encuentra, sin ningún género de dudas, el Eibar.

Así que en el club armero estos son días de fiesta porque, tras su particular, y mínima, travesía por el desierto, vuelve a celebrar la permanencia. Lo normal, podría decirse, para un equipo que ya lo consiguió durante 18 campañas consecutivas, pero absolutamente extraordinario para un club que, además de volver a Segunda con un equipo repleto de novatos en la categoría, se mueve por ésta con el presupuesto más bajo, y con diferencia considerable, de entre los 22 participantes.

El secreto ha vuelto a residir en la asunción de la filosofía azulgrana por parte de todos los integrantes de la entidad. Es decir, trabajo y modestia elevados al cubo. Sería inocente pensar que todo pasa por ahí. El acierto a la hora de configurar la plantilla o la inercia de todo lo vivido en la recta final de la campaña anterior han tenido mucho que decir también en el buen rendimiento de los eibarreses.

Buena parte del éxito, de hecho, se fraguó en la primera parte de la temporada. La afición se movía aún en cierto ambiente de euforia por el ascenso, y también lo hacía el equipo, pese a que, como siempre, eran pocos los supervivientes. Apenas nueve jugadores, además del entrenador, permanecían de la temporada anterior. La plantilla se completó con jóvenes de escasa experiencia -apenas ocho de los 23 jugadores habían competido alguna vez en Segunda-, pero entre la moral de unos, la ilusión de otros, el esfuerzo de todos y la inspiración de algunos, el Eibar no sólo sumó muchos puntos en los primeros meses de competición, sino que incluso se permitió el lujo de deleitar a su público con partidos muy alejados de los que habitualmente se han visto en Ipurua.

Los armeros, de hecho, se han movido durante buena parte del campeonato en la zona alta de la clasificación, lo que, en algunos momentos, ha invitado a soñar con lo imposible. Al menos de puertas hacia fuera, porque en el vestuario las ideas han estado claras; la permanencia ya es todo un éxito para el Eibar. Los que no se lo creían han acabado dándose de bruces con la realidad en las últimas semanas. Los armeros basan gran parte de su juego en un despliegue físico tremendo y casi imposible de mantener durante los diez meses de competición, lo que ha provocado que la permanencia se haya acabado resistiendo más de lo que durante mucho tiempo cupo prever. Y es que si se trataba de regresar a la normalidad, ya se sabe que en la del Eibar va incluido el sufrimiento.

Los peros

Éxitos, logros, méritos... y también peros, que los hay, aunque por fortuna sean los menos.

Entre los lunares de la temporada podría quedar el ostracismo al que se han visto condenados algunos jugadores. Sin poner en duda el trabajo del entrenador que, evidentemente, es el que mejor conoce a su plantilla, queda la impresión de que jugadores como Dani Martino o Nico Medina podían haber ofrecido un rendimiento cuando menos digno, de haber tenido alguna oportunidad más.

En lo que respecta a la afición, la media de asistencia a Ipurua ha crecido y el comportamiento ha sido ejemplar en líneas generales -el año pasado ya se dio todo un ejemplo, cuando las bajas fueron mínimas pese a que se mantuvo el precio de los abonos-, y excepcional en líneas particulares, como los aplausos al equipo tras el 0-3 frente al Hércules. Pero tampoco se libra de la crítica, al menos los que la han tomado, de manera injustificada, con Markel Robles. Afortunadamente, el lekeitiarra fue despedido con ovación en el último encuentro.

La directiva también se lleva su parte, por dos medidas incomprensibles. La primera, los treinta euros que tuvieron que pagar los socios -niños inclusive- por ver el derbi ante la Real, en pleno mes de agosto. La segunda, el famoso affaire de los carteles anunciadores de los partidos, que se quiso cobrar a los establecimientos que durante años han prestado espacio sin pedir nada a cambio.

Los lunares, afortunadamente, son mínimos y no empañan una gran temporada.

DE MÁS A MENOS

Buena parte del éxito se fraguó en la primera parte de la temporada. La moral de unos, la ilusión de otros, el esfuerzo de todos y la inspiración de algunos, permitió al Eibar sumar muchos puntos. Al final, también ha habido tiempo para sufrir.

Y ahora, la tradición veraniega

Concluida la temporada, y ya que de normalidad se trata, al Eibar le toca ahora cumplir con sus tradiciones veraniegas. Es decir, volver a construir la casa de la cabeza a los pies.

Nunca mejor dicho lo de la cabeza, porque esta vez los cambios no afectarán sólo a la plantilla. Empezando, aunque no vaya a ser inmediata, por la anunciada marcha de Jaime Barriuso. Por su parte, Carlos Pouso, que será presentado hoy, tomará el relevo de Javier Mandiola en el banquillo.

Más importante aún puede ser la marcha de Javi Pérez. El secretario técnico azulgrana es uno de los principales artífices de la trayectoria del club en los últimos años, algo que no ha pasado desapercibido para equipos como Valladolid, Real y Alavés. Los tres han lanzado ya su oferta y el Eibar, dispuesto a rascarse el bolsillo en esta ocasión, ha respondido a su vez con una contraoferta. Pérez anunciará en los próximos días cuál es su decisión.

Ni qué decir tiene que la plantilla afronta otra renovación integral. Cuéllar, Herrera, Zurutuza, Nico Medina y Zamora, cedidos, regresan a sus clubes de origen; Manel cuelga las botas; Etxabe, Gurrutxaga y Eizagirre acaban contrato y no existe oferta de renovación. Sí la han recibido Urzelai y Altuna pero, de momento, no hay respuesta, y todo parece indicar que, por lo menos, el futuro del ibartarra está lejos de Eibar.

Y lógicamente, varios de los jugadores con contrato en vigor pueden seguir el camino de Joseba del Olmo. Novias no les faltan, sobre todo a Asier Goiria que, con sus 14 goles, se ha convertido en el segundo goleador en la historia del Eibar, tras los 18 de Joseba Llorente en la 04/05.

A cambio, el club ya ha confirmado los fichajes de Añibarro, Martínez y Cases.

A.U.L.

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