Iñaki Lekuona Periodista
Vagos y maleantes todos, uníos
Todos. Sois todos unos vagos. Vagos y maleantes, que lo uno va con lo otro. Cualquier excusa es buena para no trabajar. Hoy dejaréis de hacerlo para llenar las calles de Baiona en alegre rejolgorio. Y todo por pura holgazanería, que se os ve en la cara que no os gusta dar pie con bola, vagos todos, maleantes.
Estamos en crisis, y sólo nos sacará de ella el trabajo. ¿Estamos o no de acuerdo? Pues eso, para trabajar más, se aumenta la jornada laboral hasta las 60 ó 65 horitas de currelo a la semana y listo, problema solucionado. Por- que de esta manera mejorarán los ingresos en las familias y así aumentará el ahorro y el consumo, y todos seremos más felices en este planeta sideral de la Unión Europea al que Irlanda le acaba de meter una patada de tarjeta roja y expulsión.
¿Y las 35 horas semanales? Un camelo. Que eso de reducir la jornada para que mengüe el paro es una chorrada de la izquierda. Vale, vale, se ha demostrado que se han creado algunos miles de empleos, pero ¿a costa de qué? De crear nuevos contratos. Y un contrato nuevo es más gasto para el empresario entre cotizaciones y otras vainas. Pues nada, si lo que molestan son los contratos, se reducen. Y para reducirlos, lo mejor es aumentar las horas en cada uno. Matemática pura. Si cien currelas en platilla me salen a cien de gasto, me quedo con cincuenta que trabajen las mismas horas que los cien, y me ahorro la mitad.
Esa es la Europa a la que España votó sí, la Europa a la que las urnas francesas dijeron no, la Europa que refritaron en Lisboa y a la que los irlandeses han dicho no, la Europa que a pesar de sus ciudadanos se hará, porque como ya ha dejado sentado Sarkozy, esta Europa es el progreso y no puede haber marcha atrás.
Hoy las calles de Baiona se llenarán de trabajadores en defensa del derecho al trabajo, pero también del derecho al progreso social. Progreso es avanzar, en ningún caso retroceder, y las 65 horas semanales es un retroceso a recetas laborales del siglo XIX. Hoy Baiona se llenará de vagos y maleantes frente a la esclavitud neoliberal. Y me pregunto por qué al sur del Bidasoa las reacciones tardan en llegar. Vagos y maleantes todos, uníos.