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Bruselas propone cobrar también al receptor de la llamada

Contestar a una llamada en el telefóno móvil no saldrá gratis

Primero fue la propuesta de las 65 horas laborales a la semana. Ahora, cobrar al usuario que recibe una llamada de telefonía móvil. Medidas que hacen crecer la desconfianza hacia la Unión Europea entre la ciudadanía.

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Joseba VIVANCO | GASTEIZ

``Lo último en telefonía móvil: pagar por recibir llamadas'', titulaba ayer un diario, en lo que es un acertado resumen de lo que algunos ya han bautizado como «una vuelta al medioevo de las telecomunicaciones». Que la Unión Europea está empeñada en reducir las tarifas telefónicas en su seno y, sobre todo, igualar los dispares precios que se cobran en cada Estado miembro, lo demuestra la reciente reducción de los costos por llamadas de móvil cuando se viaja al extranjero (roaming) o la exigencia de bajar el precio de los SMS internacionales. Pero la última propuesta con la que se ha descolgado la comisaria de Telecomunicaciones, Viviane Reding, ha sido una «llamada perdida», al menos entre los consumidores.

El lunes, el diario británico ``Financial Times'' ponía en boca de Reding la puerta abierta que Bruselas deja a un nuevo modelo tarifario en telefonía móvil, por el que el usuario que recibe la llamada también tendría que pagar, como ocurre con las llamadas internacionales. Una fórmula que, si bien en un principio podía generar rechazo, ha sido revestida como una manera de mejorar la competencia y reducir los costes del cliente.

La idea no es nueva. En lugares de Asia como China o Singapur ya se aplica. Pero el referente es EEUU. En el blog dedicado a nuevas tecnologías Tuexperto.com daban una pista llamativa: «¿Nunca os habéis preguntado por qué en todas las series norteamericanas de los noventa los protagonistas usan un `busca' en vez de un móvil? Pues porque, sencillamente, los consumidores no estaban dispuestos a pagar por descolgar el móvil cada vez que alguien les llamaba».

Cuando llamamos con el móvil a otro que usa un operador distinto al nuestro, nuestro operador paga al del destinatario de la llamada por usar su red. Esto es lo que se conoce como tarifa de terminación. La idea consiste en que el receptor de la llamada pague ese uso de la red. Es decir, que por llamar, nuestro operador no nos cobraría los 20 céntimos por minuto que se fija por esa tarifa de terminación en lugares como Polonia o Rumanía o los casi 10 en el Estado español. Pero en su lugar, el receptor aplicaría la tarifa a quien recibe nuestra llamada.

La propuesta de Bruselas no es obligatoria para las empresas de telefonía, sino que serán éstas las que decidan si dan este paso o no en función de sus intereses. Quizá el ejemplo estadounidense les haga desistir de abrazar esta fórmula. Será, en cualquier caso, a finales de mes cuando esta sugerencia se someta a consulta pública, dentro de un paquete de medidas encaminadas hacia un nuevo modelo de tarifas de móviles.

Jon Ariño: «Por ningún lado supone un abaratamiento»

Jon Ariño, de la asociación de consumidores vasca EKE, no salía ayer de su asombro. «Últimamente, las noticias que llegan de la UE me dejan perplejo», reconocía. «Lo que quieren hacer es un retroceso. Por una parte, forzaron a las compañías a abaratar el roaming, pero resulta que ahora se sacan de la manga este coste de terminación de llamadas. Es decir, por una parte recortan beneficios a las grandes operadoras, y luego van y les abren una puerta para paliarlo», se quejó.

A su juicio, esta medida «no conlleva una fórmula de abaratamiento por ningún sitio. Si bien el coste de la llamada puede que baje, porque lo que pretende al final la UE es que se cobre una cantidad homogénea para todos los países, por otro lado esa diferencia se la cobrarán a los usuarios que reciben la llamada». Un panorama, cree, nada alentador para los clientes de telefonía móvil a quienes ya pronostica pasos como quitar los buzones de voz de sus aparatos o no contestar a ningún número desconocido. «Es decir, como alguien te llame mucho, te has caído de un guindo», aventura para aquellos que sean grandes receptores de llamadas.

La comisaria de Telecomunicaciones, Viviane Reding, mantiene que se trata de una posibilidad planteada a las operadoras a la que la UE no se opondrá si sale adelante. Jon Ariño opina que «en un momento en que la UE tiene unas políticas tan marcadamente ultraliberales, supongo que esto irá adelante».

Una medida que a todas luces será impopular entre la ciudadanía europa, pero ante la que el responsable de EKE no contempla una «respuesta social» porque «a diferencia de la reciente subida de precios en la que ha habido un cierta movilización social, con una cuestión tan inespecífica como ésta no creo que vaya a haber una gran presión y, desde luego, las asociaciones de consumidores a nivel europeo somos meros convidados de piedra». Ariño se expresa con claridad: «La Comisión Europea no es un gobierno para los ciudadanos, sino para los lobbys». J.V.

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