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El dispendio electoral de hace 11 meses ha dejado una dura resaca

Beñat ZARRABEITIA

A uno le alegran las llegadas de Toquero y Del Olmo, son bienvenidas y traen aire fresco. Ahora bien, debería de explicarse por qué, de momento, son los dos únicos fichajes. El motivo parece claro, al margen de sus aptitudes, y es que no hay dinero para efectuar operaciones de coste medio, como podría ser la de Garrido. Es lógico que no se gaste lo que no se tiene, pero es paradójico que esto ocurra con una junta que realizó un desembolso exagerado hace 11 meses.

Es innegable que había reforzar la plantilla, pero no lo es menos que se pagó sobrecoste por al menos tres incorporaciones, no atribuible a la filosofía sino a una mala gestión, y se acometió un fichaje electoral que profesionales de Primera con los que ha charlado GARA no entienden por su montante global. Al final del plazo, fueron a por Del Horno y Ezquerro -quien suscribe estas líneas no estaba en contra de sus retornos siempre y cuando hubiese dinero para ello- cuando las cuentas ya temblaban.

Arcas que también se han visto perjudicadas por las salidas de Txato Núñez -ofreció un acuerdo por 220.000 euros menos de lo que estipuló el juez, casi lo que ha costado Del Olmo-, Dani o Padilla. Un dispendio que ha dejado una dura resaca en la tesorería.

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