FRANCIA 0

ITALIA 2

Es una tradición que no puede faltar en ningún torneo de selecciones que se precie: el agónico pase italiano en la fase de grupos. El problema para sus rivales es que, a partir de ahí, los transalpinos son unos artistas en las eliminatorias a un sólo partido. Y sus próximas víctimas pueden ser los españoles este domingo, con la única pega de las bajas por sanción de Pirlo y Gatusso.

La lesión de Ribéry -el mejor de Francia-, la expulsión de Abidal -en baja forma- y el segundo gol afortunado de De Rossi -golpeó en un defensa y descolocó a Coupet- fueron demasiados obstáculos para una escuadra, la de Domenech, que mereció más fortuna en la Eurocopa 2008 y, por contra, una serie de factores favorables que agrandaron el mito de la azzurra en los momentos claves.

Sin olvidarnos de que la combinación mágica para los transalpinos pasaba por el traspiés de los rumanos ante una Holanda que ya se sabía primera de grupo. Y los de Van Basten no dejaron en mal lugar a su técnico, quien había asegurado a los medios italianos que iba a ser un «partido de verdad».

A los tulipanes les bastó alinear a su equipo B -si se puede denominar así a una delantera compuesta por Van Persie, Huntelaar y Robben- para imponerse a los de Victor Piturca, que no dieron la impresión de jugarse la vida en ningún momento y, de paso, protagonizar la sorpresa de apear, además, a los dos finalistas del último Mundial.

Lesión de Ribéry y penalti

Los tricolori apenas estuvieron clasificados durante 25 minutos, el tiempo que le dio a Luca Toni para fabricarse una de sus características jugadas dentro del área y forzar el penalti y la expulsión de Abidal. A esas alturas, Ribéry ya se había lesionado su rodilla izquierda al caer en mala posición y dejaba huérfanos a los blues del futbolista con más talento.

Con la transformación de la pena máxima a cargo de Pirlo, el partido se puso en el punto de cocción que más les gusta a los italianos. Marcador a favor, superioridad numérica y control del tempo del encuentro, a la espera de esa jugada en la que «matar» al rival. El único que atentó contra la estabilidad transalpina fue un corajinoso Benzema que, a sus veinte años, dejó pinceladas de por qué media Europa está suspirando por sus huesos.

Pero no era suficiente para desmontar el tinglado que ya se habían creado los de Donadoni. Sólo un gol de Rumanía podía echar por tierra las cuentas azzurras y no estaba haciendo méritos para ello. Más bien al contrario, las arrancadas de Van Persie y el oportunismo de Huntelaar iban a mandar al traste las opciones de los centroeuropeos, quienes hasta ayer se habían mostrado como un conjunto serio y ordenado.

El joven delantero del Ajax, también pretendido por los equipos punteros de las mejores ligas del viejo continente, puso de manifiesto que puede ser un buen recambio al veterano Van Nistelrooy cuando en el 54 materializó la salida en tromba de los tulipanes tras el descanso. Van Persie, que ha estado lesionado prácticamente toda la temporada con el Arsenal, puso el broche de oro con el 2-0 a una fase en la que Holanda ha sido el equipo que mejor fútbol ha puesto en práctica.