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Análisis | Pleno en el Parlamento de Gasteiz

Próximo capítulo, elecciones ¿con o sin Ibarretxe?

Lo que queda ahora por ver no es cómo va a responder el PNV a la prohibición de la consulta, sino cómo se sitúa de cara a la próxima legislatura, con qué programa, con qué política de alianzas y con qué candidato para ocupar la Lehendakaritza si vuelve a conseguir ser el partido más votado

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Iñaki IRIONDO

Si de verdad el lehendakari quería que el de ayer fuera un día histórico y un paso sin marcha atrás en el camino hacia el derecho a decidir, debería haberlo preparado durante los meses anteriores, dialogando con las fuerzas que pueden empujar en ese sentido.

El lehendakari, Juan José Ibarretxe, ha perdido en estos meses la oportunidad de que de verdad el de ayer fuera un pleno histórico. Si su intento de retomar por otro camino los contenidos abordados en Loiola hubiera sido sincero, habría tendido la mano a la izquierda abertzale antes de ofrecerle un pacto a Rodríguez Zapatero. Pero en su «hoja de ruta» Ibarretxe ha prescindido totalmente del sector político que por dos veces le ha dado los votos necesarios para ser investido lehendakari y que posibilitó la aprobación del Nuevo Estatuto Político. Si su apuesta por el derecho a decidir hubiera sido cierta y estuviera dispuesto a llevarla hasta el último término, si conjugara debidamente el verbo dialogar, habría contado con 42 votos y no con esos raspados 34.

Ayer se dio un paso relevante en el Parlamento de Gasteiz. Se aprobó una convocatoria de consulta en contra de la opinión del Gobierno español. Y quienes han vivido el parlamentarismo por dentro durante muchos años tenían ciertamente la impresión de haber hecho un notable ejercicio de autogobierno con tintes de enfrentamiento ante Madrid. Pero ese paso formalmente importante queda en poca cosa cuando ya se ha anunciado públicamente que no se va a ir mucho más allá. Que esto, en el terreno de los hechos efectivos -otra cosa es la retórica y alguna pataleta-, se acaba aquí.

Juan José Ibarretxe y Joseba Egibar se molestaban porque el solitario voto prestado por Ezker Abertzalea para la aprobación de la consulta se lo hubieran dado con el pronóstico de que «será España la que la prohíba y el PNV quien lo acepte». Lamentablemente, no es que el grupo independentista tenga una bola de cristal sino que ambos puntos han sido anunciados y confirmados por quienes podían hacerlo con autoridad y conocimiento de causa: el Gobierno español y el presidente del EBB.

Por cierto, Juan José Ibarretxe debería tomar nota de la entrevista de ayer en «El Correo» a Iñigo Urkullu, donde éste insistía en el acatamiento de la legalidad y en que nadie, ni de la oposición ni del gobierno, «tomará las decisiones por el PNV». Luego llegó esta interesante sucesión de preguntas y respuestas.

«-Pregunta: La gestión de este escenario ¿la liderará usted o el Consejo Político del Gobierno Vasco?

-Respuesta: En el Consejo Político del Gobierno Vasco no está el PNV.

-P: Está Ibarretxe.

-R: Pero el lehendakari es una figura institucional y, por lo tanto, lo que le afecte al PNV lo decidiremos en el EBB desde el planteamiento que siempre hemos tenido».

Está visto que Urkullu no considera a Ibarretxe representante del PNV en el Gobierno y queda por ver cuáles son las consecuencias finales de semejante afirmación. Porque lo que a nadie se le escapa es que después de que el Tribunal Constitucional prohíba la consulta con la consiguiente secuela de recursos, de que se haga otra manifestación «en defensa de nuestras instituciones» y de alguna denuncia internacional, la próxima cita en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa serán las autonómicas.

Por lo tanto, la verdadera incógnita seria que queda por despejar en los próximos meses es hacia dónde quiere ir el PNV en la próxima legislatura y con qué candidato. Puede ser tentador intentar levantar la ikurriña y tratar de aglutinar el sentimiento abertzale en la próxima consulta ante una nueva imposición de Madrid, pero ¿qué va a ofrecer después de que la segunda consulta que ha prometido no se celebre? ¿Va a prometer otra consulta para la próxima legislatura?

O, por el contrario, ¿el PNV va a cambiar de agujas y de vía? Y en ese escenario, ¿cuál es el papel de Ibarretxe? ¿Qué va a querer hacer él y qué va a querer el partido que haga? Tanto anuncio de que no tiene problema en rehacer su proyecto vital en Laudio junto a su mujer ¿a quién se dirige?

Eso es lo que ahora queda por dirimir en la lucha interna dentro del PNV. Esa es la gestión en la que Iñigo Urkullu no quiere que nadie les moleste. Lo demás, lo de la consulta, es ya casi pasado. Sólo queda por ver con qué formas se acaba acatando lo que diga Madrid.

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