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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Monumental cabreo

No es ningún secreto que los sectores más reaccionarios del PNV están incómodos en el escenario al que les ha llevado Ibarretxe. Ellos, que tan ricamente se ganaban el currusco de la mano del PSOE -y si hiciera falta, del PP- se ven ahora presos de los juegos florales de un Ibarretxe al que auparon en la confianza de que seguiría a pies juntillas el ejemplo de Ardanza. ¡Y resulta que al lehendakari le ha dado por jugar al soberanismo light!

Ayer el editorialista de «Noticias de Gipuzkoa» no podía disimular su chasco por la decisión de EHAK. Le dolía, por ejemplo, que «la demora, casi la recreación, que EHAK ha ejercido en todo este tiempo ha dado pie a especulaciones de todo tipo y ha proporcionado a las representantes de la izquierda abertzale oficial en el Parlamento Vasco un protagonismo gratuito que cualquier empresa de comunicación valoraría con muchos ceros». Ya se empieza a rascar.

Y, metido a detective, descubre los arcanos de la izquierda abertzale: «No parece probable que esta decisión haya sido fruto de una profunda y prolongada reflexión, o de un intenso debate en sus bases (...) Sabe EHAK que la aprobación de la Ley de Consulta gracias a la limosna de su voto no hará olvidar que para ellos se trata de un teatro, de una maniobra electoral, una manipulación del derecho a decidir, un ataque a la territorialidad, en fin, una serie de descalificaciones reiteradas con tanta contundencia, que les espera una buena tarea para explicar a sus bases cómo han contribuido a que prospere tanta traición al pueblo vasco». Está más picado que una mona cabreada y ni siquiera intenta disimular.

Rayano en la desesperación, el editorialista ve con nitidez la paja en el ojo ajeno sin percatarse de la viga clavada en el propio: «Difícil cometido razonar esta incoherencia, a no ser que sea cierto eso de que las bases de la izquierda abertzale oficial tragan lo que les echen y están dispuestas a comulgar con ruedas de molino con tal de poner palos en las ruedas a la labor de las instituciones vascongadas y a los partidos que las representan. En 2004 tres votos fueron a favor y tres en contra. Esta vez, uno a favor y ocho abstenciones. El resultado pretendido, el mismo: cuanto peor, mejor». Bien está saber que al editorialista jelkide de «Noticias de Gipuzkoa» le parece que es peor que se apruebe la Ley de Consulta que lo contrario. ¡Por fin hablan claro!

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