Mientras, Euskal Herria sufre un ataque sin límites ni fronteras
Mientras en Gasteiz se debatía la propuesta presentada por Juan José Ibarretxe, alrededor de 750.000 habitantes de Euskal Herria, casi un tercio de su población, permanecían ajenos a la disputa parlamentaria. Son habitantes de Lapurdi, Zuberoa y las dos partes de Nafarroa, ciudadanos sobre los que Ibarretxe no tiene potestad alguna y, según se desprende de su actuación, para con los que tampoco guarda sentimiento de responsabilidad alguno. Afinidades, seguramente muchas; pero no responsabilidad política.
Por el contrario, es probable que una parte importante de esas personas haya seguido este pleno y sus antecedentes con bastante más interés que el que los políticos presentes en la Cámara ayer, incluida la mayoría abertzale, mostraron por ellas. Y es que las referencias a los otros territorios vascos y a su ciudadanía se limitaron casi exclusivamente a la que realizó Nekane Erauskin denunciando que la propuesta de Ibarretxe no tiene en cuenta a la nación vasca y al conjunto de sus habitantes, sino sólo a los empadronados en Araba, Gipuzkoa y Bizkaia. Por eso mismo tampoco puede lograr la resolución de un conflicto que, aunque con diferentes grados de enfrentamiento y de adhesión a unos u otros proyectos, existe en toda Euskal Herria.
Esta misma semana Rodríguez Zapatero advertía al Gobierno de Lakua que debe borrar toda referencia a Euskal Herria del currículum bajo amenaza de denunciarlo ante los tribunales. Se abre así el camino a otra sentencia que el PNV volverá a acatar, digan lo que digan los textos de Leizarraga que Erkoreka utilizó como referencia teórica para responder al presidente español.
Así, mientras el PSOE hace de la negación de Euskal Herria el eje de su estrategia política, el PNV sigue instalado en su lema «yo vivo en Euskadi, tú ¿dónde vives?». Por el momento, la única propuesta que tiene el PNV para esas vascas y vascos que no viven en esa Euskadi es un poco de retórica una vez al año y ejercer una tutela, precisamente en esos territorios donde es marginal, que se corresponde más con la labor de un lobby que con la de un partido político nacional y abertzale.