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Josemari Lorenzo, Juanma Idoiaga y J. Miguel Campillo Comisión de Apoyo a los profesores despedidos de la UPV

Preocupación y descontento

El descontento electoral, manifestado tan contundentemente en forma de casi plebiscito, es también nuestro por la manera de no resolver la cuestión de la pancarta No vemos voluntad para resolver el problema. Salvo la postura (muy personal, eso sí) de algún conocido sindicalista, nadie parece interesado en proponer un diálogo que suponga una salida

Al finalizar el curso 2007-8, los componentes de la Comisión de Apoyo a los profesores despedidos de la UPV creemos que es momento de expresar en público nuestra preocupación y descontento por lo sucedido (o más bien lo no sucedido) en el último año. Nos sentimos preocupados porque, transcurrido un año académico, los profesores de la pancarta que aún continúan despedidos, después de 16 años, no han conseguido todavía normalizar su situación injusta e irregular, a pesar de la existencia de una ley que recoge sus principales reivindicaciones de estos años. Nos sentimos preocupados porque las autoridades académicas, con el equipo rectoral al frente, no han dado un sólo paso para abrir la vía negociadora solicitada insistentemente y de diversas maneras por estos profesores. Lo que prueba la absoluta falta de sensibilidad social de muchos dirigentes de la UPV. Nos sentimos preocupados porque quienes, con mayor o menor acierto, habiendo contribuido a la apertura de nuevas vías contractuales en beneficio de otros muchos profesores y de la propia autonomía universitaria, no tengan hoy un interlocutor dispuesto a hablar sobre su situación.

Estas y otras preocupaciones tienen su fuente directa en la demostrada intransigencia del actual rector, que no por casualidad ha sido «castigado» electoralmente por la comunidad universitaria. Quizá muchos han visto en Juan Ignacio Pérez la persona equivocada, el gestor menos apropiado, por su autoritarismo e insensibilidad, para resolver este y otros conflictos que se están pudriendo en nuestro campus. El descontento electoral, manifestado tan contundentemente en forma de casi plebiscito, es también nuestro por la manera de no resolver la cuestión de la pancarta.

Algo similar tendríamos que decir, con alguna excepción, de los demás representantes institucionales o de los sindicatos representados en la UPV. Como Comisión de Apoyo, hemos realizado varias gestiones tratando de conocer la disposición de algunas organizaciones sindicales y de la propia Consejería de Educación del Gobierno de Gasteiz, planteando la posibilidad de un negociación entre las partes. El resultado ha sido igualmente nulo. Los sindicatos abertzales, a quienes nos hemos dirigido, se han tomado un interés relativo. Alguno de sus dirigentes han mostrado un interés personal, han hablado de la necesidad de arreglar esta situación «insoportable». Pero poco más... Transcurridos varios meses, seguimos sin noticias de ellos. Desconocemos cualquier gestión en la dirección dialogada, que proponemos, y que comprometieron en nuestras entrevistas. Con todo esto, nos tememos que el sindicalismo universitario de la UPV, después de 16 años, sigue teniendo nuevas prioridades y viejos recelos.

Por lo que respecta a la Viceconsejería de Universidades e Investigación, a cuya titular nos hemos dirigido directamente por escrito, su no respuesta es tan elocuente como decepcionante. Cómo otros muchos, también ella parece mirar al pasado más que al futuro.

¿Qué podemos deducir de todo? Sencillamente que no vemos voluntad alguna para tratar de resolver el problema. Salvo la postura (muy personal, eso sí) de algún conocido sindicalista, nadie parece interesado en proponer un diálogo que suponga una salida. En esta situación lo menos que podemos hacer es dirigirnos a los universitarios y a las personas socialmente sensibles, que hayan seguido las vicisitudes de estos profesores a lo largo de tantos años, en primer lugar para denunciar enérgicamente su situación y después para pedir un apoyo definitivo y suficiente para empezar a sacar este asunto de la calle y llevarlo a una mesa de negociación.

Estos días se está realizando una recogida de firmas, solicitando a la UPV el inicio de este proceso. Os pedimos vuestra firma. Es una forma mínima de responsabilidad y de colaborar con una causa en la que también hemos creído muchos. Tampoco es desdeñable otro tipo de colaboración, en forma de caja de resistencia. Teniendo en cuenta que la situación se puede prolongar, es necesario como hasta ahora ayudar al mantenimiento de esta caja. Quienes deseen colaborar con ella pueden dirigirse a Jon Azkargorta (tfno. 9446014261, e.mail jon.azkargorta@ehu.es).

Estamos firmemente convencidos de que el problema de estos profesores se inscribe en un marco más amplio. No es una cuestión personal, que les atañe sólo a ellos y a los responsables universitarios. Lo vemos como algo que concierne a toda la universidad vasca y a quienes estén interesados en la construcción nacional de nuestro país. Así como a quienes creen en una salida justa para los conflictos de larga duración. Tampoco es una cuestión de mera solidaridad con personas represaliadas, aunque esto debería ser suficiente. Se trata sobre todo del reconocimiento de unos derechos y de una lucha por la libertad universitaria. Una lucha que una vez (y no hace tanto) fue de todos.

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