Se llame crisis, desaceleración o recesión económica es evidente que no tiene un efecto igual sobre el conjunto de la población, porque la dualidad social se está extendiendo a pasos agigantados a lo largo y ancho del planeta. Quien es rico, cada vez lo es más, mientras que a los pobres les resulta casi imposible salir de ese estado de necesidad. Una parte también muy importante de la población, situada entre ambos extremos, comprueba cada día que las dificultades se encuentran más cerca de su entorno, porque tener un trabajo no es ya sinónimo ni de haber salido del entorno de la pobreza ni de haber alcanzado una estabilidad. No es un discurso fácil, sino que cada día se comprueba, a través de los datos, que los salarios no crecen al mismo ritmo que la inflación y un 50% de los asalariados no supera los ingresos mensuales de 1.000 euros. Otros, pensionistas y quienes se encuentran en situación de exclusión social, perciben rentas no superiores a los 700 euros al mes. En cambio, durante los últimos quince años, los beneficios de los empresarios han sido espectaculares, los más altos de la historia y, sin embargo, son los que están elevando más la voz en favor de políticas de desregulación laboral, reducción de impuestos y de cotizaciones.

El libro «De la pobreza al poder», de Duncan Green, editado por la ONG Intermón Oxfam, recoge que los ingresos de las 500 personas más ricas del mundo son superiores a los de 416 millones de personas pobres. Mil millones de personas subsisten cada día «utilizando un 4% de la riqueza global. No en vano, la economía global produce cada año cerca de 9.550 millones de dólares en bienes y servicios per cápita, veintiséis veces más de los 365 dólares anuales (244 euros) que definen la pobreza extrema en la que viven 1.000 millones de personas en el planeta», precisa Duncan Green.

Más millonarios

Esa desproporción económica, sin embargo, está en aumento. La semana pasada Merrill Lynch y Capgemini hicieron públicos los resultados del duodécimo informe anual sobre la riqueza en el mundo. Al contrario de lo que se puede pensar ante la crisis económica mundial existente, los ricos son cada vez más ricos y poderosos. «Los activos de los particulares con grandes patrimonios aumentaron hasta los 40,7 billones de dólares y su riqueza media supera, por primera vez, los cuatro millones de dólares (2,5 millones de euros)».

Son ya 10,1 millones de millonarios en el mundo -tres veces y media la población de Euskal Herria- y se da la circunstancia de que donde mayor crecimiento se registró el año pasado fue en India, China y Brasil. En Europa, los grandes patrimonios aumentaron un 3,7%, hasta los 3,1 millonarios, y concentra la tercera parte de las fortunas mundiales. En el Estado español, el crecimiento de los millonarios ascendió a un 4%, hasta alcanzar los los 164.000, de estos alrededor de 20.000 son millonarios vascos.

El trabajo de Merrill Lynch y Capgemini señala que los activos de los millonarios se mueven hacia las economías emergentes, que es donde mayor rentabilidad están logrando y, por otro lado, recuerda que se está produciendo, tras la crisis financiera mundial, un cambio hacia «unas inversiones más seguras y conocidas».

El informe constata que el 44% de los activos financieros de las grandes fortunas se encuentran invertidos en depósitos y títulos de renta fija. Las previsiones futuras que incluye el informe determina, por otro lado, que los grandes patrimonios seguirán creciendo hasta los casi 60 billones en el año 2012, lo que significa un ritmo medio anual de incremento del 7,7%, lejos de los incrementos salariales que tendrán los trabajadores vascos, que obtendrán un salario medio anual no superior a los 23.000 euros.

Blanquear el fraude

La realidad demuestra, como hace unos pocos días ha denunciado el movimiento en favor de los derechos sociales de Euskal Herria, Elkartzen, que existe un fraude fiscal que ya asciende a 9.000 millones, una cantidad un poco inferior al presupuesto que manejan cada año los gobiernos de Iruñea y de Gasteiz. El colectivo de Técnicos del Ministerio español de Hacienda (Gestha) ha denunciado días atrás que sólo una de cada diez fortunas del Estado español «cumple con Hacienda, el resto comete fraude».

En un reportaje de «La Vanguardia» en su edición de ayer se reconoce que el Gobierno español está estudiando diferentes propuestas que permitan la regularización del «dinero negro» para evitar un colapso de liquidez financiera. Se trataría de asegurar «la colocación de emisiones de deuda de bancos y cajas de ahorros», para lo que se podría regularizar ese dinero oculto a la Hacienda. Se está pensando de manera clara en los 111 millones de billetes de 500 euros, es decir, 55.000 millones «que están fuera de control» y que es una cantidad muy abultada, que ningún país de la Unión Europea posee.

Es lógico pensar, por otro lado, que el coste de la crisis, desaceleración o recesión económica debiera de caer sobre quienes más tienen y más han obtenido en los últimos quince años de abundancia de beneficios empresariales. Es decir, el camino inverso al que ha explicado el gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordóñez. Este precisó que se deben contener los salarios de los trabajadores para evitar que se extienda la inflación y, a la vez, los empresarios ya han exigido que se reduzcan los impuestos y se liberalice, aún más, el mercado laboral en este momento de dificultad. Sin embargo, la patronal de grandes empresas de trabajo temporal (AGETT) y el Centro de Predicción Económica (CEPREDE) recuerdan en su última publicación que las medidas existentes en la actualidad, que bonifican a la contratación estable, son «rentables» para los empresarios.

«Los contratos a mujeres desempleadas, con salarios entre 8000 y 1.000 euros al mes, y a mayores de 45 años, con salarios de 1.000 y 1.500 euros, acogidos a bonificación, permiten a la empresa un ahorro aproximado correspondiente al sueldo de un mes de ese trabajador», indica. Según los datos que esgrime el estudio, un 31% de los nuevos contratos hasta mayo tienen ese tipo de estímulos.