CRÓNICA | Salud laboral
La llegada del verano acrecienta el estrés térmico en el puesto de trabajo
Las altas temperaturas que llegan con el verano constituyen un peligro para la salud de los trabajadores. EL abanico es amplio, desde los problemas leves de erupciones cutáneas hasta el golpe de calor que puede causar la muerte. Los trabajadores deben hidratarse amenudo, beber agua e ingerir cantidades adecuadas de sal.
Juanjo BASTERRA
Aunque ha llegado con un poco más de retraso de lo que nos tiene acostumbrados, el calor ya está aquí. La prevención es necesaria, porque el estrés térmico tiene unas consecuencias negativas. Los expertos en salud laboral recomiendan períodos de aclimatación. «Se consigue en períodos graduales de siete a catorce días», según explican. Por lo que se plantea que con excesivo calor no se trabaje más de la mitad de la jornada a altas temperaturas y después se proceda con aumentos breves del tiempo de trabajo, hasta alcanzar la aclimatación. Como indica un estudio del Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo del Estado español, el estrés térmico es «la carga de calor que los trabajadores reciben y acumulan en su cuerpo» y que «resulta de su interacción entre las condiciones ambientales del lugar donde trabajan, la actividad física y la ropa que llevan».
Los efectos del estrés térmico por calor se producen «de repente» y el cuerpo se altera, sufre una sobrecarga fisiológica, debido al aumento de la temperatura. El exceso de calor corporal puede hace que, según la guía del instituto, «aumente la probabilidad de que se produzcan accidentes de trabajo; que se agraven las dolencias previas, como las enfermedades cardiovasculares, respiratorias, renales, cutáneas y diabetes, entre otras. También se pueden producir enfermedades relacionadas con el calor.
Existen seis afecciones directas relacionadas con el calor, que van desde la erupción cutánea hasta el golpe de calor, que puede ocasionar la muerte del trabajador.
La «erupción cutánea» surge por la piel mojada por excesiva sudoración o por una excesiva humedad ambiental. Provoca molestias que impiden o dificultan trabajar y descansar bien. Los «calambres» son otra enfermedad y se producen por una pérdida excesiva de sales debido a que se suda mucho. Provoca espasmos y, entre otras causas, dolores musculares. Se aconseja una ingesta adecuada de sal en las comidas y durante el período de aclimatación una «ingesta suplementaria de sal». Los trabajadores que se encuentran en los hornos de fundición y en zonas de altas temperaturas suelen utilizar ese remedio.
Síncope por calor
El «síncope por calor» supone que al estar de pie e inmóvil durante mucho tiempo en un sitio caluroso «no llega la suficiente sangre al cerebro». Provoca desvanecimiento, visión borrosa, mareo, debilidad y pulso débil. Para aclimatarse, se recomienda no estar inmóvil y realizar alguna actividad que active al corazón. También se puede llegar a la «deshidratación», que «es una pérdida excesiva de agua debido a que se suda demasiado y no se repone el agua perdida». Los síntomas de esa enfermedad relacionada con el calor muestran sed, boca y mucosas secas, fatiga, aturdimiento, taquicardia, piel seca, micciones menos frecuentes y de menor volumen, orina concentrada.
Los expertos recomiendan en estos casos que «se beba abundante agua fresca con frecuencia, aunque no se tenga sed, a la vez que una ingesta de sal adecuada en las comidas». También se puede producir «agotamiento por calor», que puede desembocar en un golpe de calor con consecuencias dramáticas. Los síntomas que se aprecian en este caso son debilidad y fatigas extremas, náuseas, malestar, mareos, taquicardia, dolor de cabeza, pérdida de conciencia, pero sin obnubilación. En estos casos, se debe llevar al afectado a un lugar fresco y tumbarlo con los pies levantados. Se le debe proporcionar agua abundante y debe ingerir sal en las comidas de manera adecuada.
Por último, se puede producir el «golpe de calor», que puede aparecer de forma brusca y sin síntomas previos. Las causas se centran en un fallo del sistema de termorregulación fisiológica, elevada temperatura central y daños en el sistema nervioso central, riñones, hígado, etc con alto riesgo de muerte.
En este caso, los síntomas son de taquicardia, respiración rápida y débil, tensión arterial elevada o baja, disminución de la sudación, irritabilidad, confusión y desmayo. También se pueden producir alteraciones del sistema nervioso central y puede elevarse la temperatura de la piel con el cese de sudoración. «La temperatura rectal puede superar los 40,5 grados centígrados», lo que puede llevar a la muerte. En este caso, los expertos recomiendan avisar al servicio de emergencias.