«Serviré a este país en el puesto de presidente con cuidado y sinceridad, que Dios me preste ayuda», declaró Robert Mugabe en la ceremonia de investidura en la residencia presidencial de Harare, tras proclamarse su victoria «arrolladora» en la segunda vuelta electoral, boicoteada por la oposición.

Según la Comisión Electoral, Mugabe ganó con el 90,2% de los votos en una jornada en la que la asistencia fue del 42,37%, casi exactamente la misma que en las votaciones del 29 de marzo, cuando el líder opositor Morgan Tsvangirai le propinó una derrota histórica, perdiendo también su mayoría en el Parlamento.

«Broma del año»

El portavoz del opositor Movimiento para el Cambio Democrático, Nelson Chamisa, aseguró que el juramento de Mugabe por otros cinco años «podría figurar en el Libro Guinness de las marcas como broma del año». Aseguró que es «un acto de desesperación del régimen».

La oposición requirió el viernes a la comunidad internacional que declarara ilegítimo el resultado del escrutinio. El G8 anunció que lo haría, pero el Consejo de Seguridad de la ONU fue incapaz de consensuar un texto.

La misión de observadores del Parlamento panafricano (PAP) afirmó que el escrutinio no fue «ni libre ni equitativo» y reclamaron nuevos comicios.

El primer ministro de Kenia, Raila Odinga, reiteró a la UA que envíe tropas a Zimbabwe y calificó a Mugabe de «vergüenza para África». Pero el presidente sudafricano, Thabo Mbeki, mediador regiona, presiona a sus pares para ratificar la reelección con el fin de preservar las oportunidades de negociación, según destacó la oposición zimbabua.

Asimismo, en el balneario egipcio de Sharm el-Sheij se reunió ayer el Consejo de Paz y Seguridad (CPS) de la UA, órgano encargado de la prevención de conflictos, para analizar la situación de Zimbabwe en la víspera de la reunión de jefes de Estado del continente, a la que está previsto que también acuda Mugabe, aunque no se pudo consensuar ningún texto.

«Tenemos que iniciar debates que permitan encontrar soluciones, que sean adecuadas para ayudar a encontrar una salida a Zimbabwe, a que las fuerzas políticas del país comiencen un diálogo tranquilizador», señaló antes de la reunión del CPS el presidente de Burkina Faso, Blaise Compaoré, quien destacó que la crisis de Zimbabwe puede extenderse al resto de la región austral de África.