«Crónicas de piratas», aventuras para tomar el verano al abordaje
«Crónicas de piratas, corsarios y filibusteros», que este fin de semana estará con GARA en todos los quioscos, es un libro-catalejo. El lector, bien instalado en la atalaya que brindan la hamaca en la playa, la silla en el camping o la terraza de un bar, podrá enfocarlo, capítulo a capítulo, hacia pasajes apasionantes de la vida de los piratas más conocidos de la historia.
GARA | DONOSTIA
«Piratas los hubo y habrá siempre, hasta que el estado de las cosas no varíe. Fueron y serán hijos de su tiempo y, por mucho que haya historiadores que pretendan simplificar este fenómeno, jamás podrán eludir una evidencia: si todo funcionara como debiera, nadie enarbolaría la bandera de las tibias y la calavera». Estas palabras, extraídas de la presentación de «Crónicas de piratas», ponen de manifiesto cuál es la postura sobre la piratería del autor, Koldo Landaluze, pero, aclarada ésta, él mismo se apresura a advertir que el libro no es, ni mucho menos, un manual de historia, sino «una invitación a la aventura de recuperar el espíritu de aquellos rela- tos que conocimos en la estela de los Robert Louis Stevenson, Emilio Salgari, Rafael Sabatini o Daniel Defoe».
Para ello, ha seleccionado 26 piratas y corsarios -«la frontera entre unos y otros es más tenue de lo que refleja la documentación oficial», advierte- de entre los más conocidos de la historia, desde los célebres Drake, Barbanegra o Morgan a los capitanes Kidd y Williams, cuyas peripecias vitales inspiraron «La Isla del Tesoro». Lógicamente, los vascos que se dedicaron al oficio también están representados a través de figuras como Larraondo, Pellot, Suhigaraitxipi, Lafitte o Kanpanario. No faltan tampoco las mujeres piratas, como la viuda Ching o la irlandesa Grace O'Malley.
En cada una de las crónicas que constituyen el libro, Landaluze ha novelado un momento concreto de la vida de uno de estos personajes y, paralelamente, ha trazado su semblanza. «Cada crónica -dice- es como un fogonazo que ilumina un momento decisivo de un abordaje en la cubierta de un navío o los últimos minutos de la vida de un hombre conducido al cadalso, estación término de muchos de los que se dedicaron al oficio».
Además, Landaluze ha iluminado cada uno de esos fogonazos con ilustraciones que, como los textos, responden al modelo de los libros tradicionales de piratas. «Están hechas a lápiz sobre papel, sin tinta ni apoyo infográfico alguno, en busca de un efecto parecido al del trazo de un niño que juega a dibujar piratas», indica el autor.
«¿Que por qué nos atraen tanto los piratas? Yo creo -opina Landaluze- que, en buena medida, porque nos retrotraen a un mundo romántico, incluso infantil, en el que nos está permitido levar anclas de nuestra gris cotidianidad y trasladarnos a paisajes exóticos para vivir aventuras que no tienen nada que ver, por ejemplo, con fichar a las 8 de la mañana».
Eso, sin olvidar la rebeldía que caracteriza al modelo de pirata consagrado por el romanticismo literario: algo así como la versión marina del bandido generoso. «Un modelo -advierte el autor- que bebe de casos históricos concretos. Ahí está, por ejemplo, entre la realidad y el mito, Libertalia, la colonia creada en el Índico por Misson y Cariccioli, piratas idealistas»..
El autor del libro tienen sus propios piratas preferidos. Confiesa que le atraen mucho «El Olonés», «un absoluto criminal que terminó devorado por los indios», y, en el extremo opuesto, Bartholomew Roberts, «cuyo código de conducta fue muy diferente al de la mayoría de los piratas». Entre los vascos se inclina quizá por Pellot, «el temible burlón».
Tras John Silver «El Largo»
Landaluze ha publicado recientemente «Días de Barrena» (Verbigracia), un western ambientado a principios del siglo XX en Enkarterriak, con una huelga minera como telón de fondo. Confiesa que está muy contento con la acogida que ha tenido: «Fue una especie de juego y la verdad es que ha salido bastante bien». Actualmente, tiene varias novelas entre manos, entre ellas, una ambientada en los años inmediatamente posteriores a la tercera guerra carlista. «¿Histórica? Más que histórica, de aventuras», aclara.
Pero, de momento, mañana mismo estará al alcance del lector, al precio de 9,95 euros, «Crónicas de piratas», un libro para subir a bordo de la imaginación, levar anclas, soltar el trapo y navegar sin rumbo fijo, a voluntad del viento, en busca del espíritu de Jim Hawkins y, por supuesto, John Silver «El Largo».