Martin Garitano Periodista
Julio, mes de gozos y sombras
Este es, sin duda, el mes de los mejores recuerdos para cientos de miles de vascos que, año tras año, tienen el privilegio de citarse la víspera de San Fermín en Iruñea. Los recuerdos de celebraciones pasadas, amistades que allí se hicieron eternas, romances fugaces y hasta definitivos; el sentido de vivir la libertad casi plena en un país en el que la opresión puede resultar asfixiante; los excesos con forma de almuerzos, comidas, meriendas, cenas ¡y hasta recenas!, siempre bien regadas; el inenarrable espectáculo de las peñas en la plaza, a espaldas del sacrificio de un hermoso y noble animal que mereciera mejor final; la emoción de los niños ante los kilikis y los gigantes... Dicen que el santo morenico -que en realidad era moreno sólo por el humo de las velas que ennegrecieron su talla- protege con su capote a quienes corren delante de la manada negra y blanca. Y hasta las jotas suenan bien en ese micromundo que nace cada año con el estallido de un humilde cohete. Ése es el julio de nuestros gozos.
Pero hay más julios, esta vez sombríos, y más recuerdos que arrastran su estela de sufrimiento hasta la fecha. Está aquel julio aciago del 78 en el que todas las fuerzas del fascismo se conjugaron para reventar la fiesta y se llevaron por delante a Germán sin que hoy, 30 años después, nadie haya pagado por aquello. Y está el del 98, veinte años después, en el que las mismas fuerzas cerraron «Egin» y Egin Irratia y pusieron punto final a 21 años de buen periodismo, comprometido y valiente, de calidad. Y hoy, diez años después, tras un estrambótico procedimiento judicial propio de una república bananera con todo el respeto a los productores de bananas aquellos que fueron víctimas de aquel atropello pagan exageradas penas de prisión.
Ya ven, julio es mes de grandes alegrías y también de tristes recuerdos. El domingo volveremos a reír, cantar y bailar en Iruñea pero, en el mismo momento en que reviente el chupinazo tendremos un recuerdo para todos ellos. Para las víctimas. Para Patxo, Isidro, Pablo, Teresa, Xabier, Txente, Inma, Andoni, Juan Pablo, Bigarren, Iker... Porque las víctimas somos muchos más de los que ellos contabilizan.