Cumbre del G8 en Japón
Altermundialismo, de las cumbres alternativas masivas a lo local
Hokkaido será escenario de una cumbre del G8 que tendrá cumplida respuesta por parte de la miríada de movimientos alineados en torno al altermundialismo. Las protestas llegarán hasta la isla japonesa pero se harán patentes a su vez en ciudades de todo el mundo, incluida Euskal Herria. Todo ello en pleno debate sobre el presente y futuro de un movimiento que, con sus luces y sombras, ha supuesto en esta década un soplo de aire en la lucha contra el capital.
GARA | HOKKAIDO
Los siete países más enriquecidos más Rusia (G8) se reunirán a comienzos de la próxima semana en Hokkaido en su cita anual.
Y como viene siendo habitual en los últimos años, los movimientos altermundialistas no faltarán a la cita en la isla japonesa y han convocado, además a escala local y mundial, una jornada de lucha el sábado.
Justo es reconocer la virtualidad de este magma de movimientos para hacer visible la lucha contra el sistema neoliberal. Desde Seattle, escenario de la cumbre del milenio de la OMC a finales de 1999, no ha habido prácticamente una cita de los organismos internacionales que lideran el proceso de globalización neoliberal que no haya tenido su contrapunto. En este sentido, los grandes del mundo sienten desde entonces en sus espaldas el aliento de la lucha de y por los más débiles.
El Foro de Davos, que reúne a los grandes líderes económicos y políticos del planeta, tuvo su correlato en el nacimiento del movimiento del Foro Social Mundial, que tuvo su gran momento a inicios de esta década en Porto Alegre.
Cumbres del G8 como la de Génova, en julio de 2001, fueron respondidas en las calles de la ciudad por un movimiento altermundialista en plena efervescencia. Tan es así que la Policía italiana se empleó con una especial saña, a resultas de la cual resultó muerto el joven Carlo Giuliani tras una represión policial que dejó centenares de heridos y detenidos.
La movilización en la ciudad fronteriza estadounidense de Seattle fue en 1999 la eclosión, el acta oficial de nacimiento de un movimiento que sorprendió a muchos. No nació de la nada.
La lucha contra el capital es una constante en la historia de este último siglo. Y el altermundialismo bebe sus fuentes de experiencias diversas y cercanas en el tiempo como la pervivencia de la Revolución cubana, las distintas experiencias de insurgencia armada en América Latina e incluso los ensayos gubernamentales de fuerzas populares y de izquierda como la de Salvador Allende en Chile.
No obstante, la gran mayoría de los pensadores de ese movimiento que se ha venido en llamar altermundialista -la elección del nombre ha sido objeto de debates y polémicas en el seno y en los márgenes del movimiento- coinciden en destacar el impacto del levantamiento zapatista de 1994. Chiapas y la visibilización de los viejos reclamos de las poblaciones originarias del sur de México es un referente ineludible para una izquierda huérfana tras experiencias dramáticamente fallidas como la de la Nicaragua sandinista o atónita tras el brusco despertar de la pesadilla del llamado «socialismo real» liderado por un imperio, Rusia, bajo el disfraz de la federativa URSS.
En este sentido, muchos destacan el primer Encuentro Internacional por la Humanidad y contra el Neoliberalismo, que tuvo lugar en Chiapas en 1996 y que congregó a cientos de militantes políticos y sociales de una cuarentena de países, como un preludio de lo que estalló en Seattle. Hubo, sin embargo, más preludios, como las protestas de los trabajadores ferroviarios en París en 1995.
Todo este caldo de cultivo, que incluyó las protestas contra el Tratado de Maastricht o las respuestas frente a las crisis en Asia y en Rusia (1998), confluyó en la «batalla de Seattle».
La gran prensa mundial mostró su sorpresa por la impetuosidad de un movimiento que ganó la calle y despertó grandes simpatías a escala global.
Foro de Davos
Y el movimiento conoció un gran impulso. En enero de 2000 tuvo lugar la protesta contra el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza). Le siguieron, ese mismo año, la Marcha Mundial de las Mujeres que concluyó ante la sede mundial de la ONU y otras convocatorias igualmente exitosas contra citas, por separado o conjuntas, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, instituciones financieras que son la punta de lanza de la imposición del credo neoliberal en los rincones más alejados del planeta.
El Foro Social Mundial de Porto Alegre de enero de 2001 fue el clímax de este movimiento, a la que vez que espejo de sus deficiencias y futuros retos.
Concebido como un foro alternativo a otro foro, el de Davos, la experiencia de Porto Alegre -con el aval organizador del PT de Luis Inazio Lula Da Silva, actual presidente brasileño- dio origen a un debate que concluyó con la descentralización de este tipo de eventos y con críticas al academicismo -una suerte de reunión anual de estrellas altermundialistas- y a la profesionalización de este evento.
La contracumbre de Génova, en plena advertencia represiva en el clima del post-11-S, profundizó en ese debate y abrió el movimiento a una opción por la dimensión local de las luchas.
Cierto es que desde entonces el movimiento altermundialista ha perdido en visibilidad mediática. Lo que cabe preguntarse es si la imagen de un movimiento social que «sitiaba la ciudadela de los poderosos» no era más que eso, una imagen perfectamente interiorizada por un sistema que maneja a la perfección el arte de interiorizar y neutralizar las protestas.
Un sistema, además, que ha tenido la maestría de hacer como que integra la agenda de los críticos invitando y lisonjeando a algunos de sus portavoces más contemporizadores.
Desde Bilbo a otras ciudades europeas y del resto de continentes serán el sábado escenario de protestas contra la cumbre de los líderes del G8 que aspiran a profundizar en el rumbo neoliberal que anega al mundo en las últimas décadas.
La iniciativa responde al reto de denunciar el capitalismo allá donde impera, a saber, en buena parte del mundo. El reto, ahora, reside en imbricar esta lucha local en el escenario de otras luchas. De lo local a lo global.
G8 Akatu plataformak hilaren 5ean Bilbon egingo den manifestazioan parte hartzeko deia egin zion euskal gizarteari, atzo eginiko agerraldian. Mobilizazio hau, «militarki eta ekonomikoki boteretsuenak» diren 8 herrialdeetako agintarien batzarra dela-eta antolatu da. Nazioarte mailan egingo den protesta da uztailaren 5ekoa, G8ren kontrako nazioarteko egunaren barruan. Kolektibo honek, larunbata egun garrantzitsua dela adierazi zuen, «milioika pertsonek egun berean eta ordu berean adieraziko baitituzte G8ren aurka dituzten ideiak eta iritziak». Plataformak azaldu zuenaren arabera, G8ko agintariek Japoniako Hokkaido hirian egingo duten batzar horretan ingurumena, gerra, immigrazioa edota ondasunen mundu mailako banaketaren inguruan erabakiak hartzen ahaleginduko dira, «AEBren zuzendaritzapean». Estatu horien politika gogor kritikatu zuten, «munduko herritar xumeenen kontrako erreforma neoliberalaren erasoaldi berria» delako. Errepresioa, esplotazioa eta eskubideen urraketa oinarri dituzten politika horiek ardatz harturik, estatuek beren nagusitasuna eta transnazionalek mozkin amaigabeak izatea bultzatzen dutela salatu zuten mugimendu antikapitalistako kideek.
Talde hau, orain dela bi urte sortu zen Euskal Herrian, G8 Akatu Mugimendu Antifaxista eta Antikapitalista izenarekin, inposizio inperialisten kontra borroka egiteko. Azaldu zutenaren arabera, dagoeneko 40 eragilek baino gehiagok bat egin dute plataformarekin. Ikuspuntu eta izaera desberdineko bultzatzaileak daudela azpimarratu zuten; eragile politikoak, sozialak eta sindikalak batzen dituztela argitu zuten.
Bilboko Plaza Biribilean adierazi zuten inposizio inperialistaren aurkako borroka ez dela abstraktua. Izan ere, borroka hori zabala da eta agerpen desberdinak ditu gaur egungo gizartean: «inperialismoaren aurkako borroka ikasleek Bolognaren kontra egiten duten borroka da; gazteek etxebizitza eskubidearen alde egiten duten borroka da; patriarkatua eta heterosexismoaren aurkako borroka da, bai eta biolentzia sexistaren eta bizitzaren garestitzearen aurkako borroka ere». Gainera, euren subiranotasuna gauzatzeagatik blokeoa, gerra eta esku-hartzea pairatzen duten herrien borroka nabarmendu zuten.
Mugimendu antifaxista eta antikapitalistako bozeramaileek esandakoaren arabera, «globalizazioa elur bola erraldoi bat da», enpresa handiek kontrolatzen dutena. Enpresa horiek dagoeneko herri eta gobernu askok baino botere gehiago daukate eta haiei dagokie mundu mailako erabakiak hartzea. Esate baterako, euren esku dago mundu mailako merkatua mugitzea. Beti ere «euren interesen eta nagusitasunaren mesedetan, gosea eta gerraren sekularizazioa eraginez».