En el programa oficial de estudios de las facultades de Derecho falta una asignatura que, sin embargo, pronto aprenden algunos al poco de obtener el título. ¿Cómo llegar de licenciado en Derecho a la cúspide de un grupo empresarial? La respuesta es que hay que afiliarse a un partido con posibilidades de mandar, estar algún tiempo en cargos de gobierno y esperar después a que alguien -sea el partido o la empresa- tenga interés en mantenerte en un buen puesto. Los casos más notorios saltan a los medios de comunicación, pero otros quedan reducidos al entorno más cercano de los protagonistas. Conozco el caso de dos concejales de urbanismo de un pueblo guipuzcoano -el uno licenciado en Derecho y el otro dudo que tuviera estudios-, de dos partidos distintos, que al dejar sus cargos en el ayuntamiento -hace ya muchos años- pasaron ambos a trabajar en la constructora que hasta entonces se llevaba la mayoría de las adjudicaciones municipales. Cosas del destino.

Como también habrá que atribuir al azar que José Antonio Ardanza tuviera como último cargo profesional el ser asesor jurídico en una caja de ahorros y ahora, tras su paso por la política, sea presidente de Euskaltel y miembro del consejo de administración de Tubacex donde, por cierto, coincide con quien fuera consejero de sus gobiernos y también licenciado en Derecho, Juan Ramón Guevara Saleta.

El ex secretario general del PSE, Nicolás Redondo Terreros, era ya parlamentario con 26 años y desde entonces y hasta 2002 nunca dejó la actividad política. Por lo tanto, poco tiempo tuvo para ejercer su carrera de abogado. Sin embargo, en algún lugar debió adquirir los conocimientos empresariales necesarios para ser nombrado el pasado 18 de junio consejero independiente de FCC, uno de los grandes emporios cuyas labores abarcan ya prácticamente todo lo que se puede contratar con cualquier institución. La empresa es de Esther Koplowitz, pero la preside el tío de un buen amigo de Redondo, Marcelino Oreja, otro insigne licenciado en Derecho, con estudios en la Escuela Diplomática, que debió aprender los entresijos empresariales en los múltiples cargos públicos que ocupó durante el franquismo y los primeros años de la llamada Transición. José María Aznar es consejero de News Corporation y de Cenaturus Capital. Y uno de los últimos rebotados de la política, Eduardo Zaplana, acaba de pasar de «diputado raso» a Delegado de Telefónica en Europa.

Estos pueden ser los más famosos y sonados pero, ¿se acuerdan de José Antonio Maturana, consejero de Obras Públicas? Ahora está en puestos directivos de Bruesa, una empresa constructora. ¿Y del ministro de Industria Juan Manuel Eguiagaray? Ahora está en el Consejo de Administración de EADS, la principal empresa aeronáutica europea.

Es lo que tiene ser gobernante: se aprende mucho.