Joseba González Bilbo
Lo que España perdió el domingo en Euskal Herria
Muchas gentes del PSOE e Izquierda Unida, cuando no tienen directrices de obligado cumplimiento que les vienen de sus dirigentes, mantienen su dignidad republicana.
Muchas banderas monárquicas españolas colgaban de las ventanas de las casas de Burgos el domingo 29 de junio, día de la final de la Copa de Europa. Cabe suponer que esta ciudad no sería ninguna excepción respecto de cualquier otra ciudad española.
Pasé por allí de camino hacia Bilbo, poco antes de que diera comienzo el partido de fútbol España-Alemania.
Cuando llegaba a Igorre el partido debería de estar finalizado (eran las 22:40), pero pensé que habría habido prórroga puesto que en la calle no había nadie celebrando nada, ni abertzales celebrando la victoria de Alemania, ni nacionalistas españoles celebrando la de España. En la carretera, tampoco tocaba el claxon ningún vehículo. Exactamente lo mismo sucedía a mi paso por Lemoa, Bedia, Usansolo, Galdakao y Bilbo.
Cuando llegaba a casa, por fin vi dos vehículos que circulaban juntos haciendo ostentación de sus banderas españolas y del sonar de sus claxons. En ese momento me dí cuenta de que había ganado España. La verdad es que muy triste debía de resultar para quienes ocupaban esos vehículos la pasividad de quienes con ellos se cruzaban, que prácticamente en su totalidad hacían caso omiso a su invitación a hacer lo propio.
En todo el trayecto por Euskal Herria, no ví ni una sola bandera española colgando de ventana alguna. Ese hecho me empujó a salir el lunes a recorrer calles y más calles no sólo de Bilbo sino también de Barakaldo para ver qué diferencia podía haber respecto de lo que había visto en Burgos. Incluso saqué fotografías de numerosos edificios, calles y bloques de viviendas, para que quedaran como testigos de un día tan normal en nuestro pueblo, como cualquier otro día, de cualquier semana, de cualquier mes, y de cualquier año.
Me alegré mucho de haberlo hecho (y por eso quiero contarlo), ya que el resultado no pudo ser más satisfactorio para un abertzale que el que yo ví. Ni yo mismo me lo hubiera podido imaginar si no llego a salir a comprobarlo. Una única bandera española (como esa que Azkuna en colaboración con los jueces españoles nos ha impuesto en el ayuntamiento) encontré este día, que colgaba de una ventana. Y estamos hablando de Bilbo y Barakaldo, dos lugares de los más propicios de Euskal Herria para haber podido encontrar algunas más.
No creo que esto signifique que este hecho sea un mérito exclusivamente del abertzalismo (que, por supuesto, también lo es), sino que creo que además significa que muchas gentes del PSOE e Izquierda Unida, cuando no tienen directrices de obligado cumplimiento que les vienen de sus dirigentes, mantienen su dignidad republicana.
Y en cuanto a la fachenda (que en su medida también la hay por estos lares de Euskal Herria), su comportamiento viene a dejar claro que en sus subconscientes tienen bien interiorizado que la suya es una bandera que no sólo no cuenta con la adhesión de este pueblo insumiso, sino que sufre un aplastante rechazo, que tal vez se incremente más cuanto más nos la imponen. Ahí creo yo que está la razón por la que también este minoritario sector se inhibió de colgarla.
En definitiva y para terminar, que nos han hecho un referéndum, con gran profusión de medios; todas las televisiones, radios y periódicos españoles volcados en ganarlo para bien de la «sagrada unidad de la patria», y en Euskal Herria lo perdieron por goleada, pese a los esfuerzos que han hecho por presentarlo como una victoria.
Ah!, esa única bandera monárquica que ví, colgaba de la ventana de una vivienda del cuartel de la Guardia Civil de La Salve, lo que hace que aún sea más significativo el dato. La bandera impuesta, únicamente se exhibe en la ventana de una vivienda de un cuerpo policial impuesto.