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Crónica | Feria «sanferweed»

El autocultivo del cáñamo reivindica su papel en Iruñea

En el punto en el que confluyen los términos de Eibar, Elgoibar y Markina se alza con 770 metros el monte Kalamua. En tiempos, los aldeanos de los alrededores sembraban cáñamo en sus lomas, de ahí su nombre. Hoy, ante la prohibición, muchos consumidores optan por el autocultivo. Todos ellos tuvieron hasta ayer una ineludible cita en Iruñea.

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Ander PÉREZ

El Baluarte de Iruñea ha acogido desde el jueves la feria Sanferweed by highlife BCN, «posiblemente la feria del cáñamo más famosa del mundo». Aun siendo un escenario no demasiado adecuado para la ocasión, con sus carteles de «prohibido fumar», el recinto iruindarra ha prestado durante los pasados días su espacio a un ambiente cargado de aroma a incienso y omnipresencia de la característica hoja verde de siete puntas.

Más de 12o empresas dedicadas a la industria del cáñamo se han apiñado en unos 80 stands repartidos en dos plantas del Baluarte. Tras tres exitosas ediciones en Barcelona, Sergio Martínez, organizador, explicó el objetivo de «descongestionar Barcelona de ferias y buscar un cambio de localización». Señaló además que el gran número de autocultivadores de Euskal Herria y la estrecha relación con el partido RCN-NOK (Representación Cannabica de Navarra-Nafarroako Ordezkaritza Kanabikoa) influyeron en la decisión de acercarse a Iruñea.

El resultado, un gran escaparate de todo lo relacionado con la industria del cáñamo, centrándose sobre todo en el autocultivo. El proceso empieza con tierras, abonos, regadíos y todo tipo de lámparas y focos destinados al cultivo interior. Un stand ofrecía cabinas iluminadas de diferentes tamaños, desde las que tienen capacidad para una sola planta hasta las que servirían de punto de encuentro de toda una familia, como ilustra la empresa en su publicidad.

La cosa no acababa ahí. Un sinfín de semillas variadas, grinders, envases para las cosechas, básculas, temporizadores... abarrotaban una feria que buscaba repetir el éxito de años anteriores y reunir en la capital navarra a 15.000 personas.

Aunque la organización se define como una empresa privada, Sergio Martínez afirmó que aportan su «granito de arena al activismo por una cultura que aboga por no pasar por el mercado negro». Es por ello que apuestan por el autocultivo, con el objetivo de evitar «problemas legales y sanitarios y como un paso a la normalización». El exterior del Baluarte daba cuenta también del mensaje que la organización, entre negocios y ventas, quería expandir. Una gran pancarta de RCN-NOK rezaba «Sembrando libertad, plantando cara», mezclando la defensa del autocultivo como fuente de normalización y el rechazo a la represión contra el cultivo y consumo.

La feria no contaba, sin embargo, con actividades paralelas propias de este tipo de eventos. Sergio Martínez explicó que no habían podido hacer todo lo que pretendían, «porque al Gobierno [de Nafarroa] no le ha dado la gana» de ceder la plaza anexa al Baluarte para la celebración de diferentes actos como conferencias, conciertos...

Más usos que el de fumar

Si las lomas del Kalamua servían en su día de terreno de cultivo de plantas de cáñamo, hoy muchos consumidores apuestan por el autocultivo, lejos de problemas legales y sanitarios. Una industria entera, que estos días se ha exhibido en Iruñea, ofrece todo lo necesario a todos aquellos que optan por la producción propia como método para la normalización.

Más de uno, tras realizar sus compras con todo lo necesario y algún que otro capricho, tras tomarse una horchata y degustar unas pastas de cáñamo y tras ojear catálogos y revistas, no podía resistir la tentación de, tal vez imaginándose entre plantas en lo alto del Kalamua, pasar por alto las prohibiciones del Baluarte y la propia organización y, con cierto disimulo, encenderse un porro.

 

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